Despertar y servirte un café,
prender la TV y llenarte de lo mismo.

Ir al trabajo, para empezar la rutina.
Llegar a casa y tomar una ducha,
para sentir dicha de que haya terminado el día.

Uniformidad,
vives sin emoción,
te causa pereza hasta la opción más distinta.
No
tachas nada, de lo que apuntaste en tu lista.

Y vives quejándote de tu alrededor,
sin reconocer que es tu mal humor.
No
sonríes,
no saludas,
no agradeces a quien te ayuda.

No buscas cambios,
no planeas nada nuevo,
todo sigue estando igual se está convirtiendo en un estado mental.

Hay que avanzar.
Y más que querer, alcanzar.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS