Caníbal

Caníbal

Galia

17/07/2019

Soy un cuerpo desmembrado,

tan solo un torso frío y desnudo

en busca de unos andrajos con que tapizar,

aquel gustoso tierno dermatoesqueleto que vestía el más recóndito pedazo de mi humanidad.

Un instinto despreciado que viola mi voluntad,

intima mi ser.

Una pastilla que inhibe mi esquizofrenia,

arrebata mi identidad.

Sin un ínfimo sentido que delate al ser inhumano.

Aberrante.

Deforme.

Caníbal.

Gobernándoseme de muñones a entrañas sin tajo aparente

en la faz de mi dermis.

Recomponiéndomese aquellos sectores que,

desocupados,

habían durado en la eternidad del tiempo,

innatos,

a mi juicio.

En un segundo,

en una fugaz mirada,

en un estridente sonido,

en una repugnante inspiración,

en un mugriento sabor,

reconocí al abusador que zarandeaba de mi aquí para allá imponiendo su presencia

en cada inseguro e irracional desplazamiento que me proponía.

Le vi los cuernos al Diablo.

Falto de intención a anunciarme su propósito,

apuñaló mi coraza,

desgarrando,

extirpando,

mutilando,

ingullendo,

exprimiendo,

masticando,

saboreando,

tragando,

digeriendo,

y cagando mi esencia hasta su agonía.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS