Parecía que fuera ayer cuando con mis rotas zapatillas corría por la tierra y me caía rompiéndome las rodillas, parándome, para luego seguir jugando con una pequeña lagrima en la mejilla pero seguía y seguía nada me detenía.

Parecía que fuera ayer cuando cuidaba desde aquel árbol, donde cada día que pasaba alucinaba con mi casa en él y construyendo sin parar, para algún día, mi objetivo lograr y así poder como francotirador resguardar el lugar que tenía que custodiar, pero mis proyectos se interrumpían con aquella palabra que sonaba en el almacén fuerte y claro ALO.

Parecía que fuera ayer, el momento donde entrenaba hasta mis energía destrozar o aquel partido que jugaba en la cancha corriendo y gritando para esa copa levantar, aunque a veces creo que lo mejor que hice fue esa tabla montar y que el único momento que la dejaba era para comer, fue un pacto de sangre, el que durante 3 años nadie logró romper. Muchas veces lo aborrecía cuando las cosas no me salían pero era la constancia y la paciencia de entrenar en cada momento lo que la mantenía y ver que al final del día lo cumplía.

Parecía que fuera ayer cuando me emborrachaba sin pensar en nada ni nadie y solo seguí lo que era mejor para escapar de la realidad, un joven inmaduro por momento y otras maduro, para afrontar la realidad de la adversidad, creciendo sin parar, viendo que la vida empezaba a cambiar y que el maldito dinero se tenía que cruzar, muchas veces, ayudándome en gastarlo para satisfacer y poder lujos obtener, así demostrando que todo lo podía lograr.

Parecía que fuera ayer, sin duda, parecía que ayer, cuando estaba en esa tarima y mirando el horizonte, la gente me veía con un micro en la mano y rapeando lo que escribía, de las cosas que vivía, cada letra explícita impregnada en la hoja salían, desde el alma, un alma en llamas que muchas veces se sentía encerrada sin poder gritarle al mundo lo mucho que lo odiaba, pero se calmaba y construía frases y compases para luego desahogarse.

Parecía que fuera ayer, cuando viajaba todos los veranos a la misma playa y con la misma gente (un poco más vieja) y emborracharnos cada día, como si el mundo se fuera a acabar, caminar a la playa, disfrutar su agua alocada que agitaba el corazón de tantas olas y adrenalina por cada una de las que venia. Jugar tenis de playa o a veces disfrutar jugando como un niño a hacer castillos o piscinas, donde al dejar un orificio, el agua entraba y por fin la llenabas para que los que pequeños también disfrutaran.

Parecía que fuera ayer cuando corría.

Parecía que fuera ayer cuando dibujaba.

Parecía que fuera ayer cuando saltaba.

Parecía que fuera ayer cuando escribía.

Parecía que fuera ayer cuando peleaba.

Parecía que fuera ayer cuando manejaba.

Parecía que fuera ayer cuando odiaba.

Parecía que fuera ayer

Parecía que fuera

Parecía que

Parecía, ah…… parecía.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS