¿Quién ocupa la silla?

¿Quién ocupa la silla?

Azaide

26/06/2019

Sentada en la sombra, me dispuse a contestar aquella pregunta que me hacían del otro lado de la mesa

-Supongo que si, creo que la debilidad humana reside en el deseo intenso de eternizar los momentos pues buscamos con ansias conservar la dicha e inmortalizar los recuerdos.

Agachó la mirada ante mis palabras, se recostó en el espaldar de la silla y soltó una leve sonrisa, sabía que aquel destello de ironía significaba que debía continuar con mi critica.

Tome aire y proseguí sin imaginar qué reacción podrían causar mis palabras “Ahora, en mi plena juventud sigo viendo cara a cara a la Soledad, veraz y locuaz, distingo diferentes personalidades vanas y fugaces, observo atentamente sus agitados pasos y me pregunto ¿Quién tendrá la venda? ¿Serán ellos? Quizás sea yo.

Tatué en mi alma la idea de que tal vez mis alas son un tanto distintas a las de mis congéneres, no me malentiendas, no son ínfulas de superioridad ni mucho menos brotes de arrogancia, sólo rescato una distinción, pues a pesar de mi Inexperticie no busco la felicidad en el frenesí de la vida y Sostengo en mi pecho el pensamiento de que posiblemente las palabras dichas por un viejo brujo hace algunos años son veraces “eres un alma vieja “.

Y al ser de ese tipo de seres lo común de la vida no logra llenarme, quizás mi alma ya ha vivido lo que mi cuerpo no y por ello no hay razones para seguir los trotes de la vida cotidiana. Pero mi alma y mi carne reconocen una cosa “Debe haber algo mas”, algo qué no es reconocible a simple vista y ese “algo» debo encontrarlo y disfrutarlo. O quizás sea al contrario, mi esencia ha nacido hace poco y este sea el primer camino que el destino ha decidido que recorriera y por ende aun no sé cómo debo recorrerlo. Sea como fuere el dilema sigue siendo el mismo, la presión en mi pecho persiste y esta pregunta sigue sin resolver ¿cuál camino debo recorrer? Con esto debo aclarar que no tengo deseos de seguir la vida mundana que la sociedad me ofrece, pues doy fe de que no ha llenado mis expectativas, además en los altos y bajos de mi corto recorrido me di cuenta que soy muy mojigata para llevar una vida plenamente espiritual, pues soy la máxima representación de aquello que Dios repele “los tibios”.

Siguiendo este lineamiento, debo reconocer que llevo veinte años siguiendo lo mejor posible el camino que me he inventado, como todo he disfrutado al máximo y doy mi palabra que de muy pocas cosas me arrepiento, pero también es mi deber reconocer ante esta mesa que en mis pocos años también he sido una simple extrajera, una espectadora que analiza la existencia de aquellos que están muy ocupados viviendo y no se toman la molestia de darle un motivo a sus acciones y en mis conclusiones he llegado a jurar que si alguno de ellos se sienta a pensar en el por qué de sus acciones se darían cuenta que la vida es muy corta para ahogar su juventud en la fragancia de las modas y/o apariencias, y que tal vez esa aceptación que anhelan solo se halla frente al espejo.

Y siendo la aceptación el principal componente para afrontar las realidades, he decidido confesarle que de tanto observar se me han quitado las ganas de experimentar muchas cosas pues ya he visto el final de alguna de ellas y no me suscitan ningún interés en especial, además he sacado de mi vida a muchas personas sin previo aviso ya que las he considerado “vanidad de vanidades» y finalmente uno de mis deseos mas gratos es conocer a alguien que sea un tanto similar a mi, tal vez no tan transiturna y menos mordaz.

La bocanada de aire que había tomado se esfumó, el silencio se apoderó del momento y no quedó nada mas atado en la mesa para decir, solté una imprudente carcajada producida por el éxtasis del desahogo, miré satisfecha a mis dos interlocutores y caí en cuenta de que toda mi intervención estuvo dirigida a uno de ellos en particular, así pues para disipar la mirada esquiva de aquel amigo ignorado le dediqué mis últimas palabras:

“Contestada la pregunta, es pertinente que tu querida Soledad, me respondas una ¿quién es tu amigo que nos acompaña hoy?

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