Ante la cansada agonía

y las moribundas horas,

sugiero al avaro tiempo

la busque por sagradas áreas,

por los exaltados lienzos

y tristes aposentos.

Sujeto a la bruma que entretiene

al codicioso silencio que la baña

en el café de ayer.

Pido un trato al infinito

para que en lo eterno

nos baste un segundo.

Una mirada, un espejismo

donde nuestras sombras

jueguen en instintos, por aquello

quiero fugarme a sus laderas

redimirme en la epopeya de sus líneas

en el suspiro atormentado de sus curvas.

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