¿Por qué?, ¡el suicidio no es un estado mental! por eso, los cristales, las cicatrices, las lágrimas y los gritos de aquella tarde, te los dedico, porque nadie los merece más que tú, porque lo fuerte que era no sirvió, disparo el arma, demasiado enserio, reproches, a lado y lado de la cancha, manchas rojas y pedazos de algo, como pedazos de pollo, color piel, tendiendo al rosa claro, los cuales se esparcieron, con una rapidez escalofriante, cansada del amor y el odio, su cuerpo tirado de medio lado, con un charco bajo el y un agujero en la sien, con lágrimas, aun frescas, en sus ojos desorbitados, devaluado su valor, lágrimas que borraron su maquillaje y le dejaron tal cual era, divertida en sueños, pero al despertar, sin nada imaginario en que apoyarse, corriendo, intentando escapar de, sus miedos desenfrenados, sin poder huir, destruyo su silencio, el cual no pudo esconder el tiempo, ato sus ganas, apunto su arma, sonrió y se quebró, en ella el llanto, elegiste no correr, no te preocupes estoy contigo, pero una ensordecedora salida, seria para ella la salvación, del infierno que llevaba dentro, se escaparon esos pequeños y hermosos deseos, en lo profundo de, mis sueños te encuentro, dándome las fuerzas, para renacer de las cenizas, todos después de un tiempo, se desvanecen y tú al final de camino encontrándonos, demasiado tarde.

Debo ir a casa, adiós.

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