Me gusta cuando me posees.

Si, así salvajemente, tan apasionado,

tan profundo, tan dentro de mí,

tan lleno de dulce candor pasional,

que rosa, rasguña el amor.

Lo paladea con su palabra,

lo baña con su tacto.

Por ello me gusta, me fascina

cuando me posees así.

Tan tuya, tan mío,

tan dentro tan entregado,

tan apasionado.

Tan sublime.

Que, por un momento, sólo por un segundo.

Logro contemplar todo eso que no me dices con palabras,

entonces descifro como en ningún otro momento,

tus enigmas y me dejo llevar por ti.

Por tu movimiento de cintura.

Y mis caderas se mueven a tu simetría,

a tu Santo ritmo.

A tu bendito ritmo de intimidad y amor.

Tan vehemente,

Tan trasmitido.

Tan impresionable.

¿Qué me dejas así?

En ese candor de querer, de desear, de querer.

Más, siempre más.

Y sólo en ti me vuelvo fuego.

Fuego de llama en sudoración.

Flamígera esencia de entidades corpóreas.

sublimes.

Emancipadas de todo.

De ficción envueltas en esa febril y sublime

sensaciones.

De cuerpos mojados, jadeando en entrega total.

como un eclipse en solsticio, en aurora y arboleda,

en compleción y clímax.

Que siempre, siempre mi cuerpo pide más de ti.

Más de ese juego que tu hacer para mí, en mí.

suscribes,

Planeando siempre tus jugadas, como barajas,

en experiencia, siempre nuevas, siempre diferentes experiencias.

Por eso el candor de ti me llena,

me empareja,

me expone.

me entrega,

me agota,

me sosiego,

me lleva siempre, a caer de nuevo en ti.

Sólo y siempre de ti.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS