Viajo al hades trinitario de mis propios infiernos, de mis propios quehaceres sin control, aquí las hadas mueren de hambre y los nomos son esclavos perpetuos de mis propias fantasías oscuras. Aquí lucifer gobierna la mitad de mí y la otra mitad le pertenece a Dios.

Soy el rey de la tibieza.

Soy el príncipe de mi propia mitad siniestra.

Soy el propio ángel de mis destierros.

Y la propia alucinación de mis locuras.

Viajo al hades trinitario de mis propios cielos, y abro las alas radiantes de mi ambigüedad en fantasía de vuelo eterno, me envuelvo en la luz que deslumbra y alucina. En esta mitad de mí, yin yang de una doble personalidad recubierta de vapor y hollín.

Si locura o santidad.

sin vergüenza o arrepentimiento.

Soy lo que el mundo me obligo,

lo que la vida me orillo,

lo que mi deseo no fecundo.

Viajo al cielo eterno de mi mortandad. Perdida me corrompo, me irrumpo, me despojo de todo deseo infructuoso, de todo sentir hipócrita o banal y soy lo que soy, un ángel caído, un ángel ascendido.

Lo que llegue primero,

Lo que sigua después.

Soy mi Dios o mi Demonio. Lo que yo quiera ser. Lo que yo pueda ser. Lo que gane primero.

Principio de fractal que se abre y se muere, se recubre por las cenizas tibias de miles de cigarrillos, de cenizas encumbradas en un montón de sueños cancelados, rotos, pospuesto, humillado y muertos.

Y ahora aquí en la tibieza de mi ser sin popa, viajo entre muertos, ente recuerdos de cadáveres que se fulminaron a si mismo antes de resucitar, antes de rencarnar, antes de viajar.

Soy principio y fin.

Termino a medias esbozado de una guerra que nunca llega a su final, que siempre se está en punto de violenta batalla sin estar, en calma de calamidad, en luz de perpetuidad, en sombras de amargo desencanto, de desenlaces oscuramente iluminadas.

Claroscuros de pintura y acuarela.

Claroscuros de amor y desgaste.

Así, en perpetuidad, con mis Demonios acuestas, Con mi Dios y reino celestial,

Con todo lo que con lleva la vida, ácido, muerte, desierto, vida, bosque, mar, sequia, temblor,

terremoto, tempestad, calma, primavera, otoño, infierno, cielo, pero siempre en este eterno purgatorio de mí.

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