Mis brácteas

Mis brácteas

B

13/06/2019

Lo marchito

empezaba

a quemarme

las vísceras.

Llevo décadas

intentando escribir sin pesimismo

un poema.

Pero este no podía empezar

de otra manera

que centrándome en el dolor

que caló en mí

su ausencia.

Lo mustio

empezaba

a calcinarme

por dentro.

El humo de sus cenizas

rajaba mi piel.

Mi tallo se moría

mientras él

me desdeñaba.

Y no,

no soy una planta.

Solo soy un alma

que se riega a sí misma.

Pero mis lágrimas no podían

más.

Se marchita cuando la haces

esperar,

y cuando sin volverte,

te vas.

Sólo hubo una emoción

capaz de edulcorar

mis brácteas.

Y esa fue tu labia.

Tus versos.

La sensualidad

de tu mechero

por darme más

conversación.

El agua de

tu imprevista presencia

bañó mi incendio

y me calmó.

Tus palabras se derramaban

con elegancia

sobre mi desastre.

Y me humedeció.

Y respiré.

Y mis vísceras

revivieron.

Si no existieras,

tendría que inventarte.

Pero como ya respiras,

prefiero inmortalizar tu alma

escribiéndote

con delicadeza.

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