Eterno circulo donde tu radio es cualquier punto y la circunferencia infinita, las horas transcurren con su tic tac particular, a esta hora mi corazón alcanza las cumbres inimaginables del vértigo, y palidecen mis manos tiritando el vacío en la morada de los astros, que danzan y me iluminan sin pedírselo. Se muestran ante mis ojos el reto de soportar todos los desmanes y desvaríos por encima de mi individuo, millones de estrellas con fecundas civilizaciones se posan como presagio en mis sentidos, limitados, con un profundo amor y temor que no alcanzan explicación alguna. Milenios invaden mi juicio, y mi sentencian a crear para no ser condenado por la naturaleza del mundo. Y allí insignificante una sensación adentro de mis emociones me recibe, a superar los limites que tengo. Algo mas grande que yo en el infinito me atrapa, y al mismo tiempo me sostiene, para saber realmente quien soy en relación a todo: la existencia. La naturaleza hecha sujeto: mi persona (el ser), me lleva a perseverar y contemplar la vida en sí misma, partículas y átomos me cuentan la historia, mi adn se excita, y me asombro, sin mayor relevancia, el cerebro se expande, objeto de evolución, muchas cosas que me antecedieron se muestran ante mí, seres unicelulares convergen en su forma y divergen en su profundidad, se conjugan con otros individuos, se relacionan, los que quedan solos mueren, y proveen la energía que el medio necesita, tomándola las supervivientes, el cielo relampaguea y tocando los océanos incide mutación, transformación apresurada que se administra en otras células multitudinarias y unidas. El reloj continua agitando el péndulo de la historia animal, que terminará precipitándose en mi consciencia, y sin palabras las lagrimas en honor a la estructura disipativa de la materia resbalan en mi rostro, haciéndose cada vez mas eficiente, alternando los mismos principios biológicos, aunque cambie por completo el fenómeno, las primeras algas elevan al cielo oxigeno, el ozono asoma el preludio, sin tedio la consideración que hago evalúa los cimientos de lo extraordinario, miles de especies son visibles, medusas, y peces, lucha constante por definirse. El resplandor me ciega, aunque queriendo ver mas, logro ajustarme, y capto cuando el pez se alza a las primeras orillas, el alimento es una necesidad, el miedo arremete ante sus depredadores obligándolo a salir y respirar lo suficiente para alimentarse de una planta, y luego volver, este fue el primer paso, la reproducción renueva el contraste, la división mitótica y meiotica, los nuevos individuos y sus habilidades, el anfibio, luego el reptil, por consiguiente el ave, la consecuencia es generativa y no diferencial sobre una base ya estructurada, el acto especifico concede a los muridos el premio, la escalada a los arboles en busca del sustento, procediendo los hominidos, para entonces entrar en escena el simio, padre de los nuestros. La grandeza no acaba, la historia humana empieza. El origen, el peligro, la muerte, el renacer, de nuevo se anteponen aquí, primero la necesidad de contar, lo que se necesitaba, luego la necesidad le permite andar, andar le da herramientas, las herramientas cambian su futuro, y el excedente es apropiado, con el que comienzan los atropellos y los conflictos, sin buena distribución, se justifica la opresión, otros hechos evalúan que la simbiosis y el buen trato son posibles, la ciencia y la tecnología alcanzan cimas insospechables, ya se puede curar todo, ya se puede cambiar todo, pero, la propiedad privada sobre los medios económicos de vida en sociedad y los egoísmos, suponen un fin a todas las relaciones, la trama se aduce nefasta, y con esperanza se combate el vacío y el sin sentido interesado de la verdad. Mas que eso, el sueño de millones de años, me superan, apuran y las cosas merecen mas de lo que aspiraba. Aspiraciones que no mueren, e imaginando más sonrío, porque va ir mejorando, aunque a estas horas me pierda entre el espectáculo de luces por el incomprensible universo.

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