Volví…

Cuando me sentaba en la arena y miraba hacia el horizonte; tomaba mi cuaderno para escribir versos algo poéticos con una picardía de suspenso ¡ya no, no todo podía tratarse de amor…! Me senté en un andén de la calle; en una gran ciudad llena de gente sola; me daba curiosidad como pasaban, ¡eran zombis!, iban afanados, sin mirar al lado, solo iban, solo caminaban, ninguno admiraba el aire que recorría por su rostro, los árboles que quedaban ahí; (Yo era una de ella) sus rostros eran realmente curiosos, todos llevaban la misma expresión; algo fatigados, estresados, esquivos, con miedo. Se cuidaban del terror que pudiera aparecer, su cara era de yo quiero ganar la carrera, ¡suponía que en su mente ya ganaban la competencia!

¡Todos somos tan diferentes!, que ese día escribía: ¡Oh lluvia tardía! Como fuiste tan veloz, como se esparció el cielo como las olas del mar, como envías nuevamente ese aire, cielo del cielo, ¡cuándo llegará esa oscuridad!

Quería algo de rima, no tan poético mi estilo es diferente.

En ese momento sentí el placer más puro. Tome mi pluma, era un alivio para tanto estrés que vivía en ese momento. Se hace suave al tomarla en mi mano, el trazo cada vez es más fino; es una sensación increíble, como danza sobre la hoja… son suaves, mi ira se va disminuyendo, mi corazón se emociona, siente más fuerte esa pasión.

La tinta negra es sólo un aviso de que debo comenzar a pensar, se me ha atravesado unas historias increíbles, pero cuando quiero escribirlas no me acuerdo de tal imaginación.

No me gusta los libros de superación personal; prefiero la guerra, la alta energía de una revolución, el suspenso entregado a la desdicha, el caso que no tiene solución, la intriga envuelta del suceso, la historia de la verdadera vida.

¡¡Ahora vuelvo a la realidad!!

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