Reseña de «La naranja mecánica» de Stanley Kubrick

Reseña de «La naranja mecánica» de Stanley Kubrick

Título original: A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica)
Año: 1971
País: Reino Unido-Estados Unidos.
Director: Stanley Kubrick
Reparto: Malcolm McDowell, Patrick Magee, Michael Bates, Adrienne Corri, Warren Clarke, John Clive, Aubrey Morris, Carl Duering, Paul Farrell, Clive Francis, Michael Gover, Miriam Karlin, James Marcus, Geoffrey Quigley, Sheila Raynor, Madge Ryan, Philip Stone, David Prowse. Género: Drama, Crimen, Distopía, Thriller futurista, Thriller psicológico.
Ciclo: Películas de culto.
Duración: 137 minutos

Sinopsis:

Gran Bretaña, en un futuro indeterminado. Alex Delarge (Malcolm McDowell) es un joven muy agresivo que tiene dos pasiones: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la banda que refiere como los drugos: Pete (Michael Tarn), Georgie (James Marcus)y Dim (Warren Clarke), que dan rienda suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se someterá voluntariamente a una innovadora experiencia de reeducación (Técnica de psicología conductista) que pretende anular drásticamente cualquier atisbo de conducta antisocial.

Adaptación fílmica de la novela homónima escrita en 1962 por Anthony Burgess. El guion fue escrito por Stanley Kubrick, quien también se encargó de la producción y la dirección de esta mezcla de drama, ciencia ficción y comedia negra. El encargado del montaje fue Bill Butler, la fotografía de John Alcott y la música de Wendy Carlos y Erika Eigen.

La película causó gran polémica en sus días de exhibición —caracterizada por su contenidos violentos— tuvo en su exhibición un desempeñó sobresaliente en taquilla, con un presupuesto de 2.200.00 USD logró tan sólo en Norte américa un recaudo de 26.589.355 USD.

La película nominada a cuatro premios de la academia (la ganadora fue The French Connection) fue considerada por la crítica especializada como una de las mejores realizaciones jamás hecha, fuertemente cuestionada por grupos moralistas y religiosos por su violencia extrema y su aparente falta de humanidad.

La argumentación de estos grupos es que su contenido era un mal ejemplo de comportamiento social para una juventud necesitada de referentes. En el Reino Unido, la violencia sexual de la película fue considerada extrema. Más adelante, se dijo que había inspirado imitaciones. La prensa culpó la influencia de la película en un ataque a un indigente y de una violación en la cual los atacantes cantaron Singin’ in the Rain (Cantando bajo la lluvia). Kubrick pidió a la Warner Bross que retirara la película del Reino Unido, pues en un momento dado se encontró bajo mucha presión, llegando incluso a recibir amenazas de muerte para él y su familia.

Anthony Burgess tuvo sentimientos encontrados respecto a la adaptación fílmica de su novela. Públicamente, alabó el trabajo de Malcolm McDowell y Michael Bates, y el recurso de la música; catalogó la película de «brillante», pero estuvo de acuerdo que podría ser peligrosa. Su reacción original a la película fue entusiasta, insistiendo en que la única cosa que le molestaba era la omisión del último capítulo de la historia, por lo cual culpó al editor americano y no a Kubrick.

Una distopía o antiutopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma. Esta sociedad distópica suele ser introducida mediante una novela, ensayo, cómic, serie televisiva, videojuego o película. La mayor parte de las distopías describen sociedades que son consecuencia de tendencias sociales actuales y que llevan a situaciones totalmente indeseables. Surgen como obras de advertencia, o como sátiras, que muestran las tendencias actuales extrapoladas en finales apocalípticos.

¿Podría manipularse el subconsciente de un psicópata hasta el punto de hacerle abominar del uso de la violencia?

Logra Kubrick a fuerza de su escrupulosa obsesión con los detalles, esculpir una obra maestra. Concibe una obra donde el estilo impera a través del tiempo. Es seguro que sin las habilidades del director el film hubiese terminado en el olvido que precede todo lo que se sustenta en el impacto. Es claro que la historia tiene fuerza, la tensión de la historia genera un interés argumental que no es poca cosa, sin embargo, es la mano del maestro que imprime una estética muy particular que seduce y permanece en el imaginario de los cinéfilos.

Es importante destacar que la inspiración argumental del libro está basada en sucesos acontecidos en 1944 a la esposa del propio Anthony Burgess, cuando fue víctima de robo y violación por parte de cuatro soldados estadounidenses en las calles londinenses. Dado que se encontraba embarazada, la paliza le provocó un aborto.

Es clara la intención de Kubrick al rodar esta escena en el episodio aquel en la casa del escritor. La auténtica fuerza que consigue con esta imagen es la capacidad que tiene el director de romper la seguridad que podamos tener como espectadores.

¿Hizo Stanley Kubrick que se malinterpretara La Naranja mecánica? Según el autor original del libro, Anthony Burgess, la respuesta a esa pregunta es un rotundo «Sí.». Él explica: «La película hizo más fácil para los lectores del libro malinterpretar lo que se trataba, y el malentendido me perseguirá hasta que me muera. No debería haber escrito el libro a causa de este peligro de la mala interpretación.»

No fue la última vez que una de las películas de Kubrick provocó declaraciones notoriamente devastadoras del autor del material original. Stephen King dijo una vez que El resplandor es la única de las adaptaciones de los libros que él puede recordar con odio, pero la ira de Burgess es sin duda la más memorable, pues desdijo de su propio libro, después de haber visto la película. Estamos ante la decisión personal de un genio, que tuvo la osadía de imponer su estilo, el trabajo de un director que tuvo la valentía e inteligencia de crear una obra adelantada a su tiempo, convertida con su mirada pesimista, pero cierta, en una profecía que se ha ido cumpliendo hasta nuestro días.

“[…] tengo amigos para saber mejor quien soy yo, pues viéndolos locos, bromistas y serios, niños y ancianos, nunca me olvidaré que la normalidad es una ilusión estéril.”

Fernando Pessoa.

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