Mal Bicho acorralado por los recuerdos la busco en las aulas de enfermería, pues ella era una distinguida docente, pero siguiendo ese dato fallo, no la encontró dictando su catedra, presa de un súbito vértigo se refugió en el abastecedor de agua de soda que estaba al final del pabellón, entrego una moneda a la raja de “intro” y sacó una botella helada y se la llevó al rostro luego la mantuvo en el cuello hasta mojarse completamente la nuca, él era un malcarado sujeto, ambiguo e impulsivo, dictaba matemáticas a los recién ingresados y había tenido…, llamemos un desliz con una colega nada menos que esposa de su colega de la universidad y quería aclarar las cosas, como buen matemático sabía que la suma de dos quebrados da siempre la unidad, simbolismos que para efectos de lo sucedido carecía de lógica, de pronto ella apareció como un fantasma haciéndole crepitar el alma, casi dio un brinco en su propio sitio, te estaba buscando, le dijo con cierta melancolía, ella era una mestiza oronda, llena de vida, con mucho salero, sonrió coqueta y le respondió con una hermosa mueca, aquí estoy, dime que sucedió, él estaba loco, había rebotado las últimas tres noches, desde la misma tarde que regresaron del norte, luego de un congreso de decanos que solo sirvió para dar suelta a unos extraños deseos que jamás imaginaron tener el uno del otro, mal bicho se sentía mal, era un animal herido, la ecuación de su vida estaba cruzada por la variable del error absoluto, había una cifra gruesa que no le permitía vivir, así fueron intercambiando ideas de lo sucedido como se tratase de una película que recién acababan de ver, ella por su carácter lo había superado, pero mal bicho estaba jodido, fueron tres días que se pasaron volando como si hubiera sido un sueño loco de juventud y desfachatez, pero sobre todo de mucho sexo, ella repetía, ya paso, cálmate, supéralo, respira hondo, pero él preso de un síndrome de espanto, sudaba copioso, no podré mirarlo a la cara, no podré contestarle el teléfono, es mas no sé cómo te puedo hablar, me siento tan extraño destrozando todas mis reglas, dinamitando las cuadriculas donde mis números calzaban en perfecto equilibrio y es como que me hubiera caído una mal noticia, cuando debe ser lo contrario, estar feliz, agradecido, no sé, no sé… Así pues, entre tanto ceceo, llegaron a la playa de estacionamiento, él hablaba sin parar y ella no sabía cómo tranquilizarlo, le había escuchado todo el largo rato…, fue entonces que lo cogió por el rostro sosteniéndolo por las orejas, como si fuera una taza sopera, era un tipo enorme para ella que lo miraba con cierta dosis de ternura y piedad, no nos hagamos más daño, no sucedió nada, ya paso, déjalo ir…, te acuerdas que había una matriz que no tenía solución y finalmente me contaste que el enunciado estaba mal planteado y lo dejaste de lado, te acuerdas, yo ya lo olvide, tenemos que seguir nuestras vidas… y si te hace falta apartarte y dejar de vernos y no hablarnos como antes, hazlo, simplemente hazlo… no me busques más para hablar de esto, me entiendes… lo entiendes bien…

Finalmente lo soltó, subió a su auto y se marchó con una mueca de disgusto, y seguro lo haría por siempre, por lo que le quede de vida…

Mal bicho volvió al hogar de su madre, de ahí llamo a su esposa y tras una larga platica le convenció que presa del estrés académico no volvería a casa por unos días, sin embargo su esposa se apareció por la noche y lo encontró paseando al perro en algún parque de surco, ella era espigada, muy intuitiva y bastante suspicaz, lo miro de lejos y espero que él se dé cuenta de su presencia, pero no paso eso, deambulaba como un anciano, no era el oso de pasos firmes y seguros, no era más el capitán de fulbito de la universidad, donde lo conoció y se enamoró por vez primera, era otro hombre, un usurpador de cuerpo y alma que llevaba las prendas de su marido, definitivamente era otro hombre, quien sabe uno roto, que se dejaba arrastrar por su mascota como si fuera una bolsa de plástico, hasta parecía que había perdido talla y peso, definitivamente no era su esposo… fue recién entonces que la esposa lo comprendió todo y lo dejo perderse en el foso siniestro del dominio de su conciencia, pues había perdido la batalla consigo mismo y ya no había nada que hacer, comprendería que hasta las lágrimas serian parte de una deplorable mentira…

25 de mayo del 2019 (6)

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