Después de la muerte de mi padre la oscuridad nos cubrió, los años se volvieron tragos amargos faltos de todo y sin ilusión de nada o al menos de muy pocas cosa que fueran reales, el susto de todo, la conciencia de los recuerdos, la esencia de un reloj que se detenía con cada respiración y el olvido que se hacía cada vez más difícil de sostener por el silencio de no hablar del asunto, 5 años pasaron después de todo aquel caótico sentir de vitalidad perpetuada en la ansiedad y el vació, dos años antes de su muerte mi esposo me abandono con mis tres hijos pequeños y durante todo ese tiempo la inmensidad de carencia fue interminable, en empeños, baratas, subastas, deudas con el banco.

Así trascurría el tiempo entre la depresión y el quehacer, entre el ensueño y el desvelo. Y, aun así, aun en la pobreza más agobiante nos manteníamos en pie como los robles viejos que aun en tiempos de nevadas tempestades siguen manteniendo el calor de sus adentros por su follaje. Después de todo no era la primera vez que no la habíamos visto, así, en tremendo desahució mortal, fatal extenuante. Y mientras la pobreza terminaba de cubrir todo lo que nos rodeaba, nuestro ser se fortalecía en humildad y saber.

Bien dicen «Que lo que no te mata te vuelve más fuerte» resignada a cuidar establos y vacas, gallinas y borregos, mi ensoñación había llegado a su fin, después de todo ¿Quién se vuelve famoso escribiendo? ¡Vaya que necesitaría un padrino mágico para triunfar en esto! Me dije a mi misma mientras terminaba de hacer la comida antes que mis hijos llegaran del Colegio. «Colegio» una palabra linda para hacer referencia a lo que yo llamaría «Reclusorio para menores» no es que no me agrade la educación pública, después de todo yo fui a innumerables escuelas públicas y fuera de los constantes abusos de los maestros y de los alumnos no me podría quejar, después de todo termine una carrera. Pero no nos salgamos del tema., Sin más que empeñarme en escribir, agotada del día de trajinar diario y el trabajo de arreglo de computadoras y teléfonos celulares que por cierto ¡No era de mi agrado! Mi único consentimiento era este, sentarme a escribir por horas, bueno dos o tres horas, que si yo tuviera dinero, mucho dinero, me la pasaría escribiendo todos los días desde el amanecer hasta el ocaso. ¿Que lastima me digo a mi misma, no soy rica?

Pero bueno, después de la muerte de mi padre me mude con mi Mamá a la que vaya que no le agradaba esto de pensar que «yo fuera escritora» no me decía nada, pero le molestaba, siempre me acosaba en mi único relax nocturno, pero en fin, podía leer en su mirada «Vaya en esta situación de carencia y tu pensando en ser escritora» y luego esa temible frase que todos o casi todos los escritores tenemos que soportar, «Te vas a morir de hambre».

A lo que he de aclarar que al menos yo no he leído algún obituario que diga «Se murió de hambre por ser escritor» hay escritores de guiones de novelas, hay escritores de Storey bores, hay escritores de novelas históricas, hay escritores de películas, hay escritores de todos tipos, de libros para niños, de cuentos, de relatos, de novelas de ciencia ficción, de terror etc. Pero lo que no le gustaba a mi madre que escribiera era POESIA.

Era como si al decirle » anoche escribí un poema» le estuviera diciendo; » anoche me acosté con 5 hombre tuve una mega orgia y bebí alcohol.» bueno algo así, lo cierto es que esto de estar escribiendo en medio de la tempestad no era algo que dejara, sino algo que me gustara. Entonces cuando ya me encontraba resignada a que mis días de escritora terminarían en menos de dos meses, paso lo impensable. Bueno eso si fuera una novela de ciencia ficción en donde el «Armachine llegara y me regalara un millón de pesos» pero no, lo cierto es que dentro de dos meses dejare de ser escritora para intentar revivir una granja que tiene mi mamá, así el fin de mi sueño llega a su penúltimo capítulo de existencia.

-«vaya me dije a mi misma cuando, al vender un celular» me dieron un poco más de lo que esperaba y compré un boleto de lotería. Si mi papá supiera que estoy jugando a la lotería para salir de mis problemas financieros se volvería a morir. «Destino, azar, juego» Pecado mortal.

Y bueno he de aceptar que mi suerte no ha sido muy buena, es más no he tenido buena suerte para muchas cosas, comenzando por el amor, hasta terminar en el trabajo. Mis trabajos siempre son un caos, menos este el de escribir, este trabajo me gusta, me digo a mi misma, lástima que no paguen y pues como no tengo dinero para pagarle a una editorial, pues seguiré escribiendo cuando pueda. Estoy en esta reflexión mientras lavando mi última cuchara de un sin finí de traste en una espiral aurea. ¿Qué puede hacer una madre soltera con tres niños pequeños y una madre anciana que te ve como bicho raro, pensando en escribir? Si sólo tuviera un talento real.

Pero ¿Cuando uno es algo, ni aun que el mismo Dios o el Diablo se opongan dejas de serlo? Al final de cuentas esto era lo que era, yo era escritora, desde niña me gusto Neruda, luego pase a otras cosas. En fin, seguiré escribiendo, aunque sea con mi propia sangre, «Bueno no tan extremo» pero algo similar, pues bien dicen: «Que cuando uno es algo, lo es y punto final.

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