Sucedió en Concepción

Sucedió en Concepción

Andres Rivon

17/05/2019

Desesperadamente la buscó. Tenía que estar con vida. Tocó puertas, es­cribió mails, hizo llamadas telefónicas, la lloró en silencio. El tiempo corría y él se sentía perdedor. La soñaba, la esperaba, la extrañaba. Dos semanas antes la tierra renegó del abuso a la que era sometida y se hizo escuchar. Rui­do estremecedor, suelos en movimiento, casas y edificios en derrumbe, caos, muerte y silencio. Más tarde llegó el mar reclamando protagonismo. Se llevó lo que quedaba. Arrasó con muebles, ropas, escombros y vidas. Se los tragó en su inmensidad. Los sobrevivientes se preocuparon en seguir adelante reaco­modando sus rutinas. A lo lejos, separado de su amada por las montañas, el argentino enamorado seguía esperanzado. Escuchando radio, mirando televi­sión, solo recibía noticias de cantidades (muertos y desaparecidos) pero nadie mencionaba a los vivos. Su corazón quería dejar de latir. Sin los ojos, la boca, la sonrisa, los modos y la ilusión de ella, su existencia se reducía a nada. Sería una figura más en la multitud. Nada de sentimientos, nada de emociones, nada que compartir, nada de nada. Su amor, su vida, la dulce chilena que lo esperó por tantos años no estaba. Él repetía día a día las formalidades de sus tareas en el trabajo y en su casa. Su entorno lo apoyaba en su búsqueda incesante pero en el fondo de todos estaba vivo el miedo. Miedo a la muerte, miedo a la reac­ción, miedo a la verdad. Seguramente Carlos había hecho méritos en su vida pasada. Sus ruegos y oraciones a Dios, pese a su largo retiro de practicante, habían sido escuchados. El celular sonó una mañana mientras estaba al volante de su coche. Lo atendió pese a estar prohibido y se sobresaltó. Por un segundo creyó estar soñando despierto, luego la paz lo invadió y la voz inconfundible de Morena lo regresó a la realidad. Ella estaba viva. No importaron los días pasados, el presente y el futuro estaban de pronto llenos de luz y calor. Se dijeron que se amaban más que nunca. Se reencontraron a los pocos días. Sus almas y sus cuerpos se juntaron para siempre. Reiniciaron lo interrumpido. Se los veía siempre juntos. Fueron muy felices. Estaban enamorados.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS