Alguien eleva la voz y todos se agitan.
Los gritos en la oficina ahora son murmullos
que suenan a voces entre paredes y que
se unen en contra de otros,
para al final…
lograr un cometido.
¡JODER!
Joder al que se calla,
al que se aguanta,
al que despierta los demonios
dormidos
entre el confort de hacer las cosas bien,
o seguir
en la comodidad del pasado.
Se agobian porque llegan algunos a robarles la paz del confort,
el confort al que se han acostumbrado ya,
y lanzar las bombas
de humo hasta matar,
suele ser mucho mejor y,
mucho más sencillo
para quienes no están dispuestos a aceptar ningún cambio.
Oficina tóxica,
las paredes despejan gas
y,
en el fondo del pasillo…
está la libertad;
¿Podrás llegar allá?
Karla Cai
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