UNA PECULIAR COLECCIÓN

El hombre estudió cada rincón del lugar, en especial a la bella mujer tras el mostrador de aquel viejo bar. Ella era perfecta, casi artificial; un talle perfecto y sonrisa natural, pero en especial llamaba su atención la cantidad de hombres que se acercaban a ella pretendiendo ser sus amigos, con intenciones mas superficiales de llevarla a la cama.

Sacó su bitácora y anotó:

Mayo 22, Bar «Gran lobo de mar».

Muñeca # 32: “Barbie atiende un bar”

Seguido de unas conmovedoras palabras:

Es ella.

No te ilusiones, pero quizá hoy al fin puedas sentar cabeza – dijo y sonrió para sí mismo en el espejo, viendo a un hombre apuesto dentro de su traje gris obscuro y unos zapatos lustrosos.

Y entonces por trigésima segunda vez el hombre enfundó sus manos en guantes de cuero y esperó sentado en una esquina. Tras salir el último cliente entabló una corta conversación con la mujer detrás de la barra.

Por trigésima segunda vez el hombre había sido rechazado de la forma mas fría, y como había hecho 31 veces atrás deslizo su mano enguantada por la cintura de la mujer y en un giro enérgico la acerco y la estrechó entre sus brazos, como las otras 31 veces la beso suavemente en los labios, y con un gesto casi tierno le rompió el cuello.

Ahora nadie podía negar que para ser un juego de niñas él lo estaba haciendo bastante bien.

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