Con las pupilas en un punto fijo, las orbitas enrojecidas por el transitar de los líquidos sanguíneos mezclados con las endorfinas que circulaban por mi cerebro hacían sin dudar las cosas más fáciles, aun así, me costó algunos segundos controlar la respiración que agitada en ritmo no podía detener su desmesurado movimiento.

Las manos pausadamente comenzaron a dejar de temblarme, estaba resuelto, en mi mente y en todas mis emociones, después de todo había trabajado en ello meses y la respuesta estaba dada, no había razón alguna por la que necesitara abortar ahora, ya era demasiado tarde, lo había pensado meticulosamente demasiado tiempo. Y había planeado por medio de la lógica deductiva todas las posibilidades reales e irreales que mi mente pudo fraguar, así que conforme al plan espere pacientemente a que abriera la puerta, en ese momento le dispararía, era innegable que el moriría. Había planeado fríamente hasta donde caería su cuerpo por la velocidad y trayectoria de la bala, había puesto muescas en la puerta para medir el punto exacto del impacto de la bala, sólo una era necesitaría. había calculado la velocidad y la fuerza del disparo con tal precisión que cada parte de mi plan la había anotado meticulosamente en una pequeña libreta de notas que llevaba en el bolsillo de la camisa la cual después sería incinerada al igual que el arma.

Estaba preparado para todo, hasta por si no moría con el primer disparo. Aquel plan era a prueba de tontos. Así que la hora llego, Mi hermano gemelo llego como era su costumbre tarde a las dos de la madrugada después de largarse de juerga con sus amigos, tambaleante y sin poder encontrar la llave en las bolsas de sus pantalones se detuvo en la puerta para sostenerse y no caer debido a su estado etílico, con los sentidos nublados saco las llaves de adentro del bolsillo izquierdo de su pantalón e introdujo la llave en la cerradura, dos vueltas y media, luego el mareo al incorporase de nuevo y acceder al interior de la habitación en donde yo ya me encontraba en posición para dispararle, sin ningún remordimiento de conciencia le dispare a quemarropa, su cuerpo cayo justo donde yo había señalado que caería, el peso de sus 78 kilogramos se desplomo hacia la derecha tirando la lámpara y el perchero que se encontraban junto al apagador de la entrada que alumbraba la entrada.

Con frialdad descendí lentamente, disfrutando mi triunfo escalón por escalón, hasta llegar al cadáver de mi odiado hermano Tomas Alex Foyerbek. Con la punta del zapato le di dos golpes suaves en el hombre derecho. estaba muerto, era indudable eso, los plásticos que había puesto en el piso evitaron el borbotón de sangre que salía de su abatido corazón ya sin vida, sin más procedí a envolver con el plástico adherente hasta enrollarlo completamente de cabeza a pies. después de girarlos en el plástico unas dos o tres veces las demás no fueron tan complicadas.

Con él ya envuelto y la fuga de sangre controlada lo lleve al sótano de la casa, con ayuda de un pequeño trineo que invente para poderlo bajar. ya hay tenía preparadas varias cosas para desaparecer su nauseabundo cuerpo. Si bien, el protagonista de Crimen y Castigo había temido fallar por ser descubierto, este no sería mi caso.

– ¡O no!

Ya que yo tenía planeado cada detalle y cuartada de su desaparición, había estudiado todas las preguntas posibles que tanto la policía como sus amistades me realizarían sobre la desaparición de mi hermano y tenía respuesta para uno o múltiples de ellas, sería fácil jugar con sus mentes frágiles y simples. Después de todo, he de resaltar que éramos gemelos idénticos, no sería tan difícil jugar una doble personalidad por un tiempo y después fingir un viaje algún lugar donde nadie supiera de mí, o mejor dicho de él. Y pate de nueva cuenta su cuerpo ya sin vida.

Entonces dirán ¿Porque tanto odio hacia su hermano? la verdad es simple, tan simple como ¿A quién le gustaría tener un doble de uno mismo? un ser que sea como uno físicamente, pero que no seas tú, del cual por años te culpen de sus estupideces sin ser tú. Al cual castiguen todos, comenzando por tus padres y terminando con los maestros y alumnos del colegio. Un doble que no quieres, que no deseas tener, que no pediste tener, un doble que sea el mejor de la clase, el que te roba las novias, el que se queda con los paquetes de chocolate, el que te quita tus juguetes y rompe los suyos. Un doble que durante años te odia y te hace la vida miserable. Un doble….

¡Maldito bastardo, Maldito seas!

¿Tengo que controlarme, sí eso debo hacer?

Tome su cuerpo y lo arroje a una fosa que ya tenía previamente elaborada, tomando como referencia mis propias medidas, ya que como mencione éramos gemelos idénticos así que teníamos las mismas medidas corporales. Lo arroje al agujero, después le vertí algunos líquidos corrosivos en el rostro y las piernas, para luego cubrirlo con tierra y terminar el trabajo con concreto de secado rápido, el cual para avejentarlo y se viera idéntico a la demás piso lo recubrí con el mismo azulejo que había quitado cuidadosamente sin romper ni uno, después fue fácil las orillas y los acabados finales que al secarse le fui amontonando tierra y humedeciéndola para que tomara ese color de años de uso.

Después del incidente pasaron varias semanas, yo con mi juego, jugando a ser dos personas, con sus amistades, en la escuela, en donde fingía que me había enfermado para suplantar su identidad. Nadie lo había notado, me puse su ropa, sus zapatos, su carnet para entrar en el equipo, todo, ahora tenía su vida. Había estudiado cada uno de sus movimientos, sus saludos, sus motes, sus manías todo de él lo suplante, hasta que poco a poco yo comencé a desaparecer, a esfumarme, a ser lo que siempre fui, un NO EXISTENTE.

Paso un año y ya nadie se acordaba en la universidad que éramos gemelos, yo me di debajo voluntariamente, argumentando que me iría a trabajar a Canadá. Como llevaba mis atuendos de Nerd nadie se dio cuenta que en realidad del cambio. Así, termine la universidad con el cadáver de mi hermano en el sótano y yo suplantando su identidad.

Hasta aquel día fatal. Después de doce años suplantando la identidad de mi hermano y teniendo un puesto acomodado en una empresa de Software de diseño innovador, ganado millones y millones de dólares, con una casa nueva y rentando la casa herencia de mis padres. Los arrendatarios me llamaron por teléfono. ¿Que habían encontrado algo inusual en el sótano? Yo al escuchar aquello me alarmé, así que decidí ir de inmediato a la vieja casucha de mi nacimiento. Cuando llegue cual sería mi sorpresa que estaban remodelando el sótano por completo, habían cambiado el piso, y lo habían rellenado con otro tipo de material. Entonces….Entonces mi LOCURA comenzó.

Ellos me argumentaron que lo extraño que encontraron es que todas las maderas del sótano estaban podridas por eso tuvieron que remplazarlas y cambiarlas por nuevas. A lo que yo… con astucia y nerviosismo argumente que:

¿Cuantos metros de profundidad habían escarbado? ¡Y ese sujeto me contesto! ¿Cómo unos 15 o 20 metros?

– ¿Como? le pregunte asombrado.

-Si, como 15 o 20 metros.

– ¿Y no encontraron otra cosa?

-No. Nada.

Entonces comencé a investigar. ¿No era posible que el cuerpo de mi hermano desapareciera por completo? Siempre… ¡Siempre quedan rastros de cabello o algo! Pero no, no había nada, de igual forma los vecinos y todas las personas a las que les preguntaba si conocían a mi hermano me decían que era yo. No lo podía creer, entonces fue tanto el estar investigando ¿Que llegue a dudar yo mismo si en verdad había tenido un hermano gemelo? entonces la pregunta siguiente era:

¿A quién demonios mate?

Lo que me llevo a buscar en el registro civil, en el hospital donde pario mi madre, con mis tías, amigos y vecinos…

¿Pero? ¿Pero?

Todos coincidían…Yo había sido hijo único. “único, único», «No….No era posible eso» si hasta los 21 años, yo tenía un hermano gemelo…

– ¡O no!

Entonces después de descuidar mi trabajo, gastarme mis ahorros en investigaciones, en comprar información y estar en la bancarrota. Supe la verdad. Yo me encontraba a mis 51 años de edad sentado en la banca del parque donde solíamos jugar béisbol los domingos en la tarde, mi madre Estela se sentaba en las gradas, mientras mi padre Richard, mi hermano Tomas y yo Adam jugábamos. Si, era verdadero yo había tenido un hermano gemelo. ¿Pero entonces quien se llevó su cuerpo? ¿Dónde está su cuerpo? Estaba en esos pensamientos profundos cuando un tipo se me acerco, se sentó junto a mí y me dio una palmada en la rodilla.

– ¡Ya por Dios, deja de atormentarte así! Después de todo tú y yo sabemos que eso fue lo mejor.

– ¿Quién eres tú?

– ¡Vaya, amigo! Que no reconoces a tú propios hermanos. ¿No te acuerdas del pacto que hicimos? Después de todo éramos hermanos gemelos. Tu suplantarías mi identidad mientras yo gozaba mi libertad.

– ¡Tomas eres tú! Entonces porque no te reconozco.

– ¡Vamos Adam! ¿A dónde crees ha ido a parar el dinero que durante años me has envidado?

-Me hice algunas cirugías, ya vez te dije que después de todo, «éramos diferentes» y al final lo fuimos.

-Entonces… ¿No te mate?

-Claro que no idiota… Sólo, nos ayudamos… así son las cosas de hermanos.

– ¡O no!

-Sí creo… que tienes razón.

Sin decirme más me coloco una estampa en la mano izquierda me sonrió y entonces pude ver sus ojos, esos ojos que tanto me recordaban a mí.

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