Hace tiempo que mantengo la mirada hacia adentro, tratando de descifrar, conociendo un poco más de mí misma, del porque estamos aquí. Siento que hay un universo en el interior de mi pecho, y si me asomo un poco y miro hacia abajo, puedo ver la energía vibrar desde mi centro, siento sus vórtices , su estela, su color, su movimiento. En este instante recorriendo todo mi cuerpo, Muevo los pies en la tierra, me siento enraizada, siento la tierra húmeda bajo mis pies, su textura, su naturaleza, mis dedos y pies como raíces se extienden abrazando la tierra del momento presente. Siento esa conexión con la Pachamama y agradezco esta unión con la Madre Tierra, que con su benevolencia me nutre de energía y me permite crecer.

Mi mente es mi herramienta favorita, pues me permite una infinidad de respuestas, emociones, capacidades, diversas maneras de expresión, y comunicación, planos materiales y abstractos y otros que se entrelazan mas allá del ver para creer. En el camino del Sentir para saber, observar para conocer. Pero mas allá del sexto y séptimo chakra, más allá del tercer ojo y la intuición, más allá del la glándula pineal y el ojo de isis. Hay algo que aun se escapa a nuestra percepción.

Quizás solo nos falta abrir el corazón para entender. Para ablandar todos esos esquemas y patrones mentales reiteradamente aprendidos y reafirmados, neurosis, tendencias, esquemas de comportamiento, inculcados a base de cultura, civilización y tradición, educación prusiana y pocos espacios de reflexión.

Y comprender que la mente y el cuerpo son herramientas, pero yo soy algo más, yo puedo trascender de lo material, del ego, el juicio, y el espacio tiempo, porque soy energía, y yo creo mi mundo, mi universo propio y personal, yo dibujo y atraigo lo que vibro desde dentro, lo que emito desde mi chakra corazón.

Porque soy energía, luz y amor.

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