Llegará un momento de tu vida en que nada te complacerá, en que nada importara.

En que no te importara si es lunes o viernes, sábado o Domingo. No te importa si ríes o lloras, si estas solo o no… porque no busca desahogo ni alegrías pasajeras, solo estarás presente. No existirá felicidad ni amargura solo el aquí y ahora, todo pasara a segundo término; amor, alegría, cariño. Nada importara porque no estás buscando nada y no estas esperando nada. Solo estas dejando que todo fluya hasta que vuelvas a ser tú. Esa persona necia, terca, incorregible que solo tenía un objetivo, ser feliz. Pero por algo, esa persona no las eres hoy.
La vida es tan extrovertida, caótica, confusa que… nos cambia. Nos vuelve la peor versión de nosotros mismos hasta que algo sucede. Ese momento que esperamos con tanto conformismo que a veces nos da igual si aparece ante nosotros. No te estoy hablando de si quieres buscarlo lo hagas y te aferres a encontrarlo porque… así no es esto, así no es la vida. Cuando ya te hayas acostumbrado a ese estado habrá una metamorfosis que te llevara de lo que eres ahora a algo mejor de lo que eras antes. Ese soplo insospechado que nos hacía falta, pero lo negamos, porque… así somos seres ocultos que tratan de esconder lo imposible.
A final de cuentas llegara eso que no sabemos que sea ni por que nos afecta, que nos dio los peores o mejores momentos de la vida, pero nos permitió madurar. De eso se trata todo, vivir, caer, aprender y levantarse. Porque somos alumnos imperfectos de la vida. Lo que hagamos a partir de eso es punto y aparte.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS