«Ni el fin me hará libre.»

Capitulo 1.

Se sueña cuando se ama y se puede amar cuando se sueña. Dos conceptos hermosos, que se complementan entre sí, que de alguna u otra manera se relacionan, que invaden el cuerpo, el cuerpo de un ser que puede sentir la más mínima emoción, sensación o sentimiento, un cuerpo como el de la adorable Anyra, quien para ojos equivocados acerca de la verdadera belleza, era alguien que no merecía tal título. En un mundo invadido de seres poco convencionales, que no aceptan la realidad como es y la quieren convertir y moldearla de acuerdo a sus necesidades y conveniencias, es difícil, muy difícil adaptarse de forma correcta y aun más, a un alma tan perdida y miserablemente humillada como la de Anyra. Tal vez este asunto suene muy común, irremediablemente lo es, pero esta historia esconde situaciones más allá de lo que puede ver unos simples ojos, de lo que se puede percibir sólo a través de este superficial sentido.

Se puede llegar a perdonar, cuando se siente en el alma, cuando el dolor ha sido tan intenso que se ha vinculado con el cuerpo y con el alma que, poco a poco dejó de sentir el daño. Sin embargo el sufrimiento no debería ir con el cuerpo, este no debería acostumbrase al dolor porque simplemente no lo hará; se puede llegar a soportar, se puede aceptar, pero no se puede acostumbrar, sencillamente porque es una mezcla muy hiriente, dolorosa y negativa; como un alfiler con un globo, como agua y fuego, como corazón y conciencia, así es el dolor en el cuerpo que en muchas ocasiones es tan sumamente débil. Pero Anyra no lo veía así, no comprendía. Durante mas de la mitad de su vida ha ido aceptando lo que la vida le convenció que le ha tocado, adaptando su impertinente vida y acomodándola en una especie de «zona de confort» de la que ella, aunque no se siente bien, tampoco quiere huir ni salirse.

Duele decir y más aun, aceptar, que se ha perdido la batalla con la vida; que todo lo que se deseó en un solo segundo , con tanto anhelo, con tanta pasión ayer, hoy sólo se esconde en un pasado que triste e irremediablemente no regresará entonces se va perdiendo poco a poco en el olvido, es por esta clase de motivos que ella ya no recuerda lo que alguna vez soñó y se encierra en aceptar la voz de mando de afuera que la conduce por caminos que nunca pensó siquiera vivirlos. Pero ahora, para ella ya nada importa, prefiere ser aceptada un poco a vivir escondida en su burbuja que la hace invisible ante todo el público que la rodea; la pequeña y sutil que había sido antes, se desvió de su camino para convertirse en un ser totalmente irónico, amargado, en sus propios vicios condenado y con algo de timidez e inseguridad de igual manera. Había decidido, hace un par de años que para dejar de seguir siendo menos invisible haría lo que la sociedad quería, dentro de sus mas patéticos y cruel egoísmo.

Era como una persona hambrienta recibiendo la comida sobrante de un cobarde que quería mandar sobre algo, alguien, ella, «quien ya no tenía vida propia», a quien habían convencido de que no valía la pena superarse, a quien le habían hecho creer en su falta de merecimiento de una dignidad y de verdadera felicidad, Ella, quien había caído en sus absurdos juegos, en aquellos vicios, en un trabajo sucio y nada puro del que ni la muerte, la haría libre.

2.

Impredecible es el camino que te ha deparado el mismo destino o, aquel ser supremo que conduce tu vida o el que tú mismo has sembrado a través del tiempo; no importa de quien sea la culpa de la secesión de los hechos, ni tampoco como pasaron, simplemente sucederán, porque quizás, es lo que que debe y tiene que pasar. Hablemos más de nuestra protagonista: una chica común con menos de un par de años para salir de preparación, pero teniendo en cuenta lo que está sucediendo con su vida ahora, es dudable el camino al termino de sus estudios. Es un alma inmadura que se ha precipitado a dejar de darle sentido a su vida misma; aparentemente para ella, no hay más que firmar pacto con el más allá, entregando su vida sin importarle en qué momento pueda perderla.

«Duerme, duerme un poco más» le gritan sus pesadillas.

Mientras duerme inquietamente sin lograr descansar, tiene incesantes y misteriosas pesadillas, una de ellas le hace brotar espesas lágrimas de sus ojos cerrado: se encuentra llorando, gritando silenciosamente debajo del hondo mar; mira espejismos de personas que, inexplicablemente, están flotando normalmente burlándose de ella porque se está ahogando, al principio parece ser imperceptible, pero poco a poco el sonido sordo que provoca el agua trae venideras risas que se dirigen a ella combinadas con una crueldad maldad. Enloquecida porque no puede más, prefiere dejar de moverse inútilmente preparándose para morir, las lágrimas que recorren por su mejillas se las lleva el mar, al igual que su insignificante cuerpo y su vida. Pero un brusco movimiento, en medio de su inmensa, tan inmensa como el mar, desesperación, la hacen despertar sin diferenciar si había sido sueño o su cotidianidad; pero luego de un par de segundos nota que solo ha sido una pesadillas más.

Continua.



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