Luces azules y rojas

Conforme los años van pesando cada vez más y más rápido; no creo (ni quiero) llegar a la edad de mis abuelos.

Prefiero estar estancado en mi «salvaje» juventud, metiéndome en problemas mientras en mi cabeza suenan canciones de Hendrix a la hora de correr de la policía. Es más emocionante vivir así.

Pierdes el aliento unas cuadras más adelante y puedes escuchar la patrulla detrás de ti pero ya no puedes correr: te está alcanzando.

Usas tu ingenio y te escondes bajo los autos, manchando tu cara de mierda de gato y grasa de automóvil viejo.

Esperas a que pasen las luces azules y rojas, tratando de no hacer ruido pero sabes que tarde o temprano en una de esas te volverán a arrestar.

La adrenalina y el miedo son mejor que sentirse triste todo el maldito tiempo.