Se me hace difícil explicarles en palabras breves cuales fueron las verdaderas motivaciones que justificaron la realización del presente trabajo literario, en verdad hubieron tantas ideas sueltas que dieron vueltas por mi mente y que de una o de otra forma me llevaron a escribirlo poco menos que de corrido, no lo sé… Pero lo que si debo admitir y confesar con cierta expiación es que terminé muy afectado con todo este compromiso, no me fue fácil escribirlo, ni reponerme de algunas perdidas que la memoria sin piedad me reclama hasta el punto de pensar, en un extraño instante, en la posibilidad del suicidio…, pues fui juez y parte de mi abandono, de mi decadencia, de mi bajeza…, del recorrido a pie descalzo por las azarosas rutas de la traición al ser amado, al encuentro de lo prohibido, de lo que no es de uno y lo roba y lo envilece…

Sí, aunque parezca una idea desatinada, cobarde…, lo pensé seriamente como una coartada, como una salida, como un punto intermedio hacia la libertad total, poco antes de alcanzar la locura que sería la última vejación a mi moral vencida… debo confesarlo como un grito en la oscuridad, como al hacerlo me liberara de un gran peso y en ese instante se me diera una nueva oportunidad, un nuevo renacer, reivindicar el apellido, reivindicar la vida misma… Había veces que lloraba como un chiquillo sin razón, era un paranoico al cual todo le afectaba, siempre perseguido por la autodestrucción en vuelta, en círculo, no podía creer lo que me estaba haciendo, indagué, rebusqué en un mundo negado para mí hasta ese entonces, pero seducido por la perversión del espíritu, la animalización de la carne, de la especie, el retorno a lo básico, al profundo calostro de la vida…

Y descubrirme sórdidamente peor, había encanto, tragedia, agonía, pérdida, dolor y soledad… Una suciedad inaccesible me empezó a corroer el alma, opacando toda razón hacia el placer por el placer, se calumnió mi espíritu con una cálida hediondez infinita que no me la podía sacar del propio cuerpo… Las palabras que siempre me ayudaron a salvarme, hoy me condenaban a un ceceo diabólico, no podía salir de los giros de la verdad en incertidumbre, parecía un juego mortal de emociones y vacíos que no se puede explicar, solo se sienten como una opresión asfixiante en el pecho o un gran malestar en el vientre, ahí donde nadie podrá ayudarte…, hasta llegar a la tarde de mi desesperación final, donde me vi dar vueltas y vueltas en las huellas de mi purgatorio, de mi soledad, esperando al verdugo feliz que con todas sus glorias sepa arrancarme sin mayores estragos los dilemas de la vida, los dilemas de mi pobre corazón, con un golpe seco llevarse todo mi dolor…

Sólo en ese instante descubriría que una parte maravillosa de mi vida inexorablemente moría, dejaba de existir, no la vería jamás, es como si perdieras a la mejor de tus amigas, quien sabe a la única, la que nunca te dio el sí, ni te juro nada en un altar, pero igual sabes que estaba ahí para curarte de todo, con el bálsamo de su mirada, con el oxígeno de su respiración, con el crepitar de sus caricias, con la sonrisa de niña en incalculable alegría, donde puedas depositar más que una amistad… No lo sé…

La muralla de mis mejores letras se desplomaba frente a mí, sobre mí, obligándome a la miseria de acabarlo con todo, terminar con todo de una buena vez… Por ello en el capricho de ese nuevo amanecer… De aquella pequeña oportunidad para revertirlo todo… llega a mí… casi imperceptible el renacer de un sueño diferente que pareciera nuevo, como un susurro tal vez de advertencia, como un triste viento que quiere apagar todo fuego de infierno, ajeno y misterioso refresca con su brisa alguna madrugada que el recuerdo venera y con un suave s-i-l-v-i-d-o familiar me llama y muy afectuosamente desde el lejano horizonte donde se une el mar con el cielo, veo su cuerpito azul de la nirvana marina elevarse enorme sólo para llamarme con cierta firmeza de madre, hermana o novia eterna…

Para apurarme a entrar a sus entrañas salinas… Y ya, con las rodillas vencidas al mar me hundo en su seducción y este ungüento azul divino y helado que me atrapa y subyuga hasta que le diga toda mi verdad en cánticos tristes de desamor… No me ahogo, le resisto a la muerte, a la memoria más que al olvido y por fin ya la tengo al frente, como o si el tiempo no existiese la veo joven y tierna, adivinándolo todo, conocedora de cada uno de mis pecados, de cada una de mis caídas, sonríe como perdonándome, como si apostara siempre por mí…

Entonces la intento besar y en ese instante endemoniado termino de crear… De nuevo sólo y expuesto al mundo me echó a llorar… Hay misterio, hay placer, hay soledad… A veces nos equivocamos con las personas, con nuestros sentimientos y con nuestros sueños, será por eso que seamos mal agradecidos e injustos con los regalos que nos da la vida y será por eso que nos equivocamos tantas veces…

Venus no estará más a mi lado y espero que mis seres más queridos sepan comprender que sólo soy una ciudad hace mucho tiempo abandonada a sus silencios, sin agua, sin luz, sin servicios, donde nadie puede refugiarse en mí, donde la mala hierba como un mito mágico me llena de un extraño color vidorria y hace mucho rato es mi única muda compañera invadiéndome todo como si se tratase de una grampa de hierro, para que no se derrumben mis últimas estructuras y el verdadero rezago de lo que fui hace mucho tiempo se mudó al feliz lienzo del artista que lo inmortalizó en la luz de su verdadero esplendor…
A todos ustedes mis queridos lectores muchas gracias…

Pd. Hubiera querido encontrar la forma, el habla, el modo, el lugar, donde sólo existiéramos los dos, donde no hubiera más alternativa para elegir y me puedas elegir, en ese espacio único, puro y simple como el edén… Una vez lo soñé y seguro que fue una trivialidad, estábamos solos en lo que podía ser un centro de trabajo, una oficina común y corriente… la ciudad paralizada, orillada por el terror de huelgas y conflictos sociales que lo detuvieron todo… Solos tú y yo jugando a trabajar en un espacio completamente mudo, vació, sin tiempo ni lugar y aunque seguro no me lo creas fue el sueño más bonito de mi vida, ser tú y yo en un hogar, en nuestro pequeño edén, donde luego de desatar nuestros más puros y bajos deseos mentirosamente nos juraríamos amor eterno…

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