El beep de la máquina que me mantiene viva me recuerda sin cesar que estoy atada a unos tubos de goma, pero no me resigno a esperar que se me agote el tiempo. Preparo mi mente, me concentro y planifico todo lo que deseo visitar.

Gotean los segundos… me esfuerzo por desdoblar mi cerebro para volar fuera de mí y mirar el mundo desde un plano horizontal y elevado. Entonces oigo a la enfermera decirle a mi marido que no deje de hablarme. Si lograra viajar y ver su cara de nuevo…

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