Cada segundo que pasa caigo más y más, un camino sin final, esperando a tocar el suelo sin poder tocarlo, los buitres vuelan a mi alrededor esperando mi fin, pero nunca llega y la parca se ríe y no deja de reírse. Entonces despierto y me doy cuenta de que todo fue un sueño, busco los lentes en el velador, me los pongo, me levanto y a empezar otro día, casi igual que el anterior. Miro hacia afuera, aun no sale el sol, me doy cuenta de que aún es de noche, pero no puedo dormir, me pongo los pantalones y las zapatillas y salgo al patio por un cigarro, pensando en el sueño que acababa de tener, miro al cielo, no hay estrellas, cierro los ojos e intento imaginarlas, cuando abro los ojos me doy cuenta de que me quede dormida y ya es de día. Agarro mis pesares, los pongo en mis hombros y los cargo a todos lados, a veces los dejo en el suelo esperando a que el viento se los lleve, pero el viento nunca llega así que vuelvo a recogerlos. La gente pasa a mi lado y les sonrió, escondo la ira, el miedo, la tristeza y el dolor, y río buscando fuerzas en mi misma, sin buen resultado. No me di cuenta cuando se hizo de noche otra vez, me saco las zapatillas y me vuelvo a acostar en la cama, miro el techo sin poder pensar en algo en específico, los recuerdos abundan y esperando encontrar alguno bueno empiezo a sentir mi respiración, apago la luz y pienso ya duerme, empiezo a pensarlo hasta quedarme dormida.

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