Nos hemos olvidado que somos seres mortales. Sobrevivir no es vivir. Vivimos porqué sabemos que un día moriremos, pero lo hemos olvidado. Lo hemos alejado lo máximo posible. Cada día el telediario anuncia el fallecimiento de personas, accidentes, asesinatos, suicidios… Se ha convertido en algo ajeno, que solo ocurre en la pantalla y que no nos puede afectar. Aun cuando sufrimos una experiencia cercana al tiempo volvemos a olvidar que somos finitos. Y aunque sé que tengo que morir algún día soy incapaz de hacerme a la idea, tengo miedo. No por morir, sino por no haber aprovechado el tiempo, un tiempo que fluye en una única dirección y a gran velocidad. Este sentimiento me divide entre vivir con plenitud, dejando de lado todas aquellas ataduras que me retienen de más o ceñirme a mi estricto cometido como persona que comparte una vida en esta sociedad hacia la decadencia. Ahora más que nunca la felicidad es un concepto abstracto; es difícil encontrar una meta en la vida, hay tanto por elegir y tan poco margen de error, aquel que se equivoca es juzgado por ser imperfecto, la única cualidad humana que nos hace únicos. No podemos fallar pero tampoco acertar sin haber probado antes, y por desgracia pasamos más rato intentando algo que no nos gusta que aquello que despierta pasión. Olvidamos que todo tiene fin, olvidamos que el camino es lo importante y no solo el final, no importa equivocarse si se puede extraer una buena vida, sacrificarse tiene sentido si es por algo que lo merece, morir tiene sentido si hemos vivido con una mirada retrospectiva que con afirmación nos alegre. La muerte no tiene sentido en si, vivimos porqué sabemos que vamos a morir, es el fin de una etapa, todo ciclo debe acabar. No sirve de nada engañarse, sobrevivir y llorar cuando ya no hay nada por lo que luchar. Olvida que olvidaste vivir y gatea, pasea, corre, muévete a la velocidad que prefieras pero siempre con firmeza. Decidido pero precavido, recuerda que hay un The end en cada cuento y que esa es la razón por la que merece ser contada una buena historia.

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