Buenos días, amor. Son las cinco de la madrugada y aún duermes, hoy decidí no despertarte porque quiero que este día sea para ti. No te preguntes el porqué de muchas cosas, no pares de leer y vive cada cosa tal cual te la escribo. Te voy a dejar dos besos congelando en la nevera. Un sobre al lado derecho de la cama, tu parte favorita para dormir, en el sobre encontrarás un C.D casi rayado y una fotografía que tal vez no sabes que existe. Cuando te levantes y te mires al espejo vas a encontrar un mensaje que lo ocupa todo, sé que no te vas a poder ver, pero no te preocupes, te he visto muchas madrugadas y sigues igual de bella como cuando te acuestas. Si pasas al comedor te dejé el café servido en la taza más bonita de la vajilla, según tú, es la tasa para las visitas importantes; al lado, encontrarás unas flores, como puedes ver no son rosas ni claveles son flores silvestres que encontré detrás de nuestra casa y madrugué a cortarlas para ti. En el armario donde guardas tus perfumes y joyas dejé un globo que llené soplando mi aliento. Sé que debes estar asombrada y te preguntarás qué está pasando, pero cuando ya estés terminando de leer la carta vas a entenderlo todo. ¿Recuerdas al comienzo de esta carta los besos que te dejé congelando en la nevera?, pues cuando tengas ganas de sentirme toma uno y déjalo derretir en tu boca, vas a sentir como mis besos quemarán tus labios y con el pasar de las gotas por tu cuello te besaré. Con el C.D puedes escuchar la canción con la que te enamoré bailando, y la fotografía la guardaba desde niño pues pertenecía a la niña de la que siempre viví enamorado, tú. ¿Recuerdas casi terminando la carta, te hablé de un globo en tu armario? pues en ese globo en cada soplo metía mi alma, para que cuándo te sientas sola en nuestra casa lo explotes liberando los soplos y sientas cómo mi alma está contigo. No quiero que pienses nada ni te asustes, porque todos los días vas a recibir de mí una forma de enamorarte para siempre.

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