Qué en este mar de llantos
que es la raza humana,
en esta realidad
que se pasa en lo real,
la inspiración no muera
como quien muere dándole la espalda a un muro.
Ojalá que el arte no sucumba ante la guerra,
ojalá que la poesía sirviera para aplacar el hambre,
ojalá que un libro de Keats detuviera balas.
Ojalá.
¿Qué sería de nosotros, después del trago amargo
de la crueldad del hombre,
si la inspiración se rindiera ante la desesperanza;
si la injusticia del idiota homo sapiens no tan sapiens
frenara la pluma de la joven
que escribirá el próximo Quijote?
Ojalá que la cultura sea siempre primera nota,
ojalá haya teatros donde antes había crímenes,
ojalá la inspiración nos arrebate de este abismo de la locura.
Ojalá.
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