Ella. Era tan aventurera, tan atrevida, danzaba al ritmo de la música era tan apasionada, ella era el arte que un triste pintor buscaba para alegrar sus pinceles, me gustaba ver su cabello revoloteando por el viento, la veía pasar todos los días con esa boba sonrisa, los ´buenos días, señora Marta´ que le daba a mi madre por las mañanas, yo intentaba saludarla pero me era imposible mirarla a los ojos, tal vez era por esos ojos color miel que me penetraban el alma y me dejaban ausente de la realidad, vivíamos a la orilla del mar, cuando me asomaba a la venta antes del atardecer la miraba tan tranquila jugando con el agua, aveces la escuchaba cantar, era algo tonto para mi, sonaba como la mas dulce melodía, para mi madre era una niña gritando letras o eso decía ella. Ella era una gran estudiante, lo sabia por las notas que le enseñaba a mi madre, su padre un borracho – yo sabia que ella trabajaba- me parecía algo asombroso, era la mujer perfecta, yo era un tonto joven viviendo con su madre, igual estudiante que ella, pero la escuela jamas fue lo mio, me gustaba escribir historias; casi todas trataban hacer de la chica de la playa <3 mi madre era mi mas grande admiradora pues me ayudaba con ideas, un día, algo aburrido me decidí en salir a caminar- normalmente solo voy de la escuela a la casa y si paso a la biblioteca es a saludar a la señora; Ara, una anciana que siempre me presta los libros mas tiempo de los debido, ese día pude regresar temprano a casa y fue emocionante, debo decir el mejor día de todos, caminaba por la playa cuando de repente escuche una voz que decía mi nombre, – ¿mi madre ?- pensé, pero ella se había dormido, para cuando llegue y yo no solía hablar con nadie de la colonia, así que volteó la mirada y allí estaba ella, tan hermosa, y valiente, su cabello y sus ojos, su uniforme algo sucio de la arena. Se acercó tanto a mi que no tardo en notar mi cara sonrojada, con una sonrisa me pregunto – hola. Arturo ¿quieres jugar conmigo?, yo algo apenado y confundido respondí- si, claro me parecía una niña pequeña, pero realmente era un año mayor que yo, supongo que era ese era su encanto. Ella me enseño a nadar ese día o al menos dijo que no me ahogue- sonreí tanto, me divertí demasiado que así pasaron los días a la misma hora el mismo lugar, hasta que un día…

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