I

No hay transporte que doble tantas esquinas

Ni adoquines inmaculados que cuenten ficciones

Ni edificios puntualmente bellos

O magníficas arboledas

Todo es corriente, y fluye amigo, mana

la línea inexperta de una vida inmerecida

donde no hay parada.

II

El común de los mortales no se asombra

Ni siquiera tropieza ante la duda

Acaso Dios ha muerto joven?

La tormenta ha pasado

Y no hay un arco iris

III

Hubo un tiempo de preguntas sin embargo

Y respuestas atónitas

Sabíamos del huesito de la falange

De un estremecimiento

De su risa de dolor

Ahora el tiempo no tiene tiempo

Qué es qué?

Subo al ómnibus y nada es igual, desciendo

en la otra esquina

a la vuelta de la nada para volver a subir

sin parada.

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