Una pitonisa quiso leerme,
las arrugas de la frente.
Dice que cuentan mejor que las manos,
los fracasos y alegrías.
Saben más lo que pienso,
lo que río,
lo que lloran mis ojos.
Incluso,
suelen oír de la boca,
si se escapa algún lamento.
Una pitonisa quiso leerme,
las arrugas de la frente.
Dice que cuentan mejor que las manos,
los fracasos y alegrías.
Saben más lo que pienso,
lo que río,
lo que lloran mis ojos.
Incluso,
suelen oír de la boca,
si se escapa algún lamento.
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