Cuando salgo a la calle,

la gente me recuerda a las gaviotas.

Saben volar,

pero no han conseguido

el batir de alas que quieren.

Salto por la ventana,

abro alas.

Se pone en marcha mi sombra,

va planeando a ras del suelo,

y hace una caricatura de mi vuelo.

No se cansa, va sonriendo, me adelanta.

Llega primero,

y se posa en una alero.

Mis alas y mi sombra están confabuladas,

me han decepcionado esta mañana.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS