Un amargo café

Todas las mañanas suelo levantarme a tomar una tibia taza de café. Tomo una cucharada del soluble producto que pone en alerta mi sistema nervioso, pero nunca mido la cantidad y termino dejando muy cargada mi bebida, trato de reparar el daño con algo de azúcar . . . pero solo le da un ligero dulzor que acompaña su amarga naturaleza, ya resignada al resultado agrego un poco de leche por capricho.

Me dirijo a la mesa por un poco de pan para acompañar y me siento frente a mi ventana observando el exterior mientras mi café se enfría. Al observar el exterior comienzan a llover miles de dudas, dudas sobre la existencia y el origen de la humanidad, dudas que en ocasiones no me dejan dormir, dudas que supongo toda persona alguna vez tuvo, dudas que una persona común como yo no podrá resolver ya que siquiera los mejores estudiosos lo han hecho.

Las personas siempre me preguntan ¿Por qué mi café es tan amargo? yo les respondo que así es como me gusta, en realidad me parece un sabor algo desagradable, pero a la larga resulta ser reconfortante y ahora en un abrir y cerrar de ojos me doy cuenta ¿No ha sido así todo el tiempo? ¿No es así cómo funciona el mundo? Sí hablamos del día a día y la rutina termina siendo lo mismo, repetimos lo cansados y aburridos que estamos de la vida pero no hacemos nada para darle un buen sabor a la misma, entonces sonreímos y decimos que así es como nos gusta para no ser juzgados por aquellos que también sonríen hipócritamente y seguir un estereotipo de felicidad del cual siquiera estamos seguros de su proveniencia.

Ahora bien, también podemos hablar de lo dañadas que están las personas, de los actos delictivos y atroces que se viven todos los días sin excepción, pero no pasa nada, solo podemos quejarnos y preocuparnos por los demás y al final decimos ser solidarios por capricho, tal como la porción de leche que agregamos al café.

Y para finalizar lo acompañamos con pan ¿Por qué? porque solo no sabe igual, porque así es como estamos acostumbrados a tomarlo, porque nosotros tampoco estamos solos y no queremos estarlo, porque necesitamos de alguien para poder vivir estereotípicamente y aquellos que niegan esta realidad lo saben en el fondo y no quieren aceptarlo, así es como los ciegos voluntarios se niegan a sonreír hasta que alguien les sonríe a ellos.

Podría hablar de mi forma de ver al mundo mientras tomo café todo el día, pero entonces el café se enfriaría nuevamente y volvería a quejarme de su sabor en lugar de tratar de remediarlo, así que seguiré escribiendo sobre mis tantas dudas mientras tome sorbos de éste.

Sí para joder a pensadores se inventaron las cuestiones, estaremos más jodidos al pasar las estaciones.

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