Las olas, dicen, se aburren.
Parecidas.
Siempre rocas y arenas,
eterno ondular
de hinchadas mareas.
Los mismos quejidos,
siempre contra las piedras.
Una, otra y otra vez.
Estribillos sin virtudes.
Yo quiero ser lo que dicen,
ver sólo rocas y arenas.
Escuchar el cuchicheo,
de la espuma que navega.
Que corten mi suave piel,
las barcas llenas de penas.
Una, otra y otra vez,
quiero ser frecuentemente,
o para siempre,
esa ola que se queja.
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