DEUDA DE SANGRE

I. «EL DESGARBADO»

Solía perder la mirada en algún punto fijo; Afligido…nervioso… distante…Mientras que por lo bajo del pupitre ocultaba en sus manos el temblor.

—¡Chicos pueden salir! —exclamó la profesora ansiosa por regresar a casa después de un largo día.

En menos de cinco minutos el pasillo se colmó de estudiantes eufóricos corriendo a la salida en un enorme bullicio. Sin embargo, no todos tenían prisa por salir.

Los tres bravucones del curso habían visto en el chico nuevo un pasatiempo con el que divertirse durante el resto del año.

Una victima más de otras tantas que debían pagar el precio de la impopularidad.

Su nombre era Lucas, aunque preferían llamarlo «el desgarbado» por su evidente encorvadura y su caminar de pasos agigantados.

— Miren el desgarbado sigue aquí ocultándose de nosotros — dijeron los tres muchachos al verlo.

—¿¡Que haces aquí todavía idiota!? ¿Acaso crees que vas a librarte de la paliza de hoy?! — lo intimó Milton, mientras sostenía el cuello de su camisa a cuadros.

Acto seguido Ronny se abalanzó contra él con fuerza y lo derribó contra las mesas de un empujón.

—Déjalo, es un debilucho— Aquí tienes tus lentes fracasado—acotó Sam, lejos de apaciguar.

Ellos lo dejaron adolorido y se alejaron entre risas.

II.»ACCIDENTE»

Los días siguientes no fueron mejores para el marginado chico. Los infames de Milton y Sam obedecían las ordenes de Ronny sin chistar. Cerciorándose de la ausencia de los profesores en el pasillo, llevaron a cabo su plan.

— ¡Déjenme en paz! ¡por favor! ¡No les he hecho nada! — gritaba indefenso intentando quitarse de encima sin éxito cuatro pesadas manos que lo introdujeron en el lavabo de un impulso.

Con la mala suerte de que éste resbalara y golpeara su cabeza contra el excusado.

La sangre que emanaba de él empañaba el inmaculado piso que delataba un trágico final.

— ¡Está muerto! ¡Lo matamos! — Entraron en pánico los tres y huyeron dispuestos a ocultar la verdad.

— Nadie ha visto nada . Y nadie dirá nada — silenció Ronny a los demás — El desgarbado era demasiado torpe y resbaló. Un desafortunado accidente. Eso es todo.

III. RITUAL

Las constantes pesadillas se repetían cada noche para los tres muchachos. La imagen del desgarbado no los había dejado en paz, desde entonces.

Después de un acuerdo, decidieron reunirse esa misma noche e intentar contactar el alma del joven difunto. Tras un ritual pedirían su perdón.

Habían sacado de un portal esotérico los pasos para efectuar el rito, pero solo debían hacerlo si su arrepentimiento era verdadero; si de verdad deseaban ser perdonados por el espíritu. De lo contrario, las consecuencias podían ser fatales.

— ¡Escuchen! acabemos con esto ya. Tan solo lo hacemos y nos vamos. Dicho esto; Ronny que conocía cada rincón del instituto se coló por una ventana rota que daba al laboratorio de ciencias. Lo siguieron Sam y Milton.

Todo estaba oscuro. El aire húmedo y caliente salia de sus bocas en contraste con el intenso frío del exterior.

Un silencio atroz estremecía sus cuerpos mientras recorrían el pasillo a ciegas, tan solo con la luz tenue de una linterna.

—¡Alumbra bien estúpido!— refunfuñó Ronny al ver el reflejo de luz movediza producto de la mano temblorosa de Sam.

Se detuvieron en el pasillo que daba a la puerta del lavabo. Allí mismo acabaron con su vida. Allí mismo deberían pedir perdón.

—¡Es aquí!. Vamos a preparar todo —Ronny fue el primero en entrar presumiendo valentía. Los demás avanzaron detrás, presos del miedo que los invadía.

En primer lugar encendieron tres velas blancas; (por cada uno de ellos) y las colocaron alrededor de un circulo de sal que habían preparado para lograr protección. Situaron una foto del muchacho muerto (que quitaron del altar que los profesores habían preparado en su honor) en el centro del circulo , mientras ellos se adentraron al mismo y se tomaron de las manos.

Cerraron sus ojos y visualizaron la figura del difunto en sus mentes mientras repetían a la vez su nombre tres veces.

Pero algo salió mal. Muy mal. Uno de ellos no estaba realmente arrepentido.

Ronny soltó sus manos y quedó de pie junto a la linea de sal, del que no podía salir, mientras entre risas contemplaba la imagen de sus dos amigos.

— Son patéticos ja ja ja — dijo, dispuesto a marcharse sin ellos.

En ese momento; la puerta se cerró de un fuerte golpe arrojando a Ronny contra el piso.

—¡Entra al circulo! ¡Debemos quedarnos dentro! ¡Entra ya!— Advirtieron ambos a su amigo que permanecía inmóvil con sus ojos clavados en una silueta alta y encorvada que se reflejaba en el espejo.

No le dio tiempo a reaccionar que ya era demasiado tarde. La sangre que mojaba sus pies era la suya.

Aterrados ambos se quedaron abrazados, repitiendo a gritos con voz temblorosa. ¡Déjanos en paz! ¡Déjanos en paz!

Las velas se apagaron. Uno de ellos corrió hasta la puerta. Otro se quedó en el circulo.

A la mañana siguiente encontraron a Sam dentro de un circulo de sal en estado de shock, junto a los cuerpos inertes de sus amigos, Ronny y Milton.

El joven permanece a día de hoy en un hospital mental de máxima seguridad. Temiendo su probable final.

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