El impermeable de tu manipulación sonroja la hendija de mi radiografía

Y el blanco placer se comprime contra un incendiado horizonte de muñecas decapitadas

Mientras el mundo gira de palma en palma por el circuito de penes capitalistas

Que nos doblegan con sus lejanas sombras que solo se retuercen

cuando se inclinan a follar los últimos vestigios de selvas vírgenes maniatadas y geografías desgastadas por las heridas

milimétricas y eternas

provocadas por los últimos náufragos redentores de esta imparcialidad larvática

y efímera de donde se desprenden las débiles y online miradas que nos vigilan desde el espacio y el pozo,

mientras ya no sabemos qué más hacer,

qué más hacer en este desierto donde el lenguaje bestial es cáncer

y un duelo que llegó sin pedir permiso;

a todo trapo se metió por una ventana desprevenida;

un duelo que llegó para quedarse por un largo largo tiempo.

Sacudimos el impermeable empapado de semen y lo lanzamos por la tapia

a los vecinos caníbales de la rocola del progreso,

el escapismo, las divas de hollywood,

las ahuecadas selfis de seres podridos que cuelgan del cuello guirnaldas de navidades vencidas,

ancianos drogados y sin piernas, cadáveres enchufados a mapas tecnológicos,

escapismo, escapismo, escapismo:

príncipe y princesa, ahora te ladramos

te queremos morder con la boca repleta de caramelos de miel que desarmamos como si esto fuera lo último de lo último.

Príncipe de princesas

Princesa de príncipes

¿De dónde piensan que sale el poder que esgrimen?

¿Dónde creen que posan sus pies?

Sino en la alfombra de piel humana radioactiva

la psicodélica burbuja que los masturba hasta hacerlos arrodillar en un baño centrífugo para liberarlos del dolor.

Porque el dolor

Ese dolor

Es cosa de nosotros

Ese dolor

Es un dolor de androide descompuesto.

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