Nuestro reflejo

Nuestro reflejo

Blue

20/02/2019

Crucé la avenida. Continué caminando rápidamente por la acera. El viento soplaba tan fuerte que mis ojos se empezaron a poner vidriosos. No había hecho un día tan frío como ese durante todo el invierno. Aceleré el paso, siendo consciente de que alguien me seguía. Antes le había echado un vistazo rápidamente; era un chico delgado, de cabello oscuro y de tez pálida. Tendría más o menos mi edad, tal vez unos años mayor. No sé si hubiese sido mejor proseguir con mi camino, pero la curiosidad, como siempre, ganó la batalla en mis pensamientos. Entonces, de repente di media vuelta y le dije bruscamente: -¿qué quieres? ¿Por qué me sigues? No pareció sorprenderse ni lo más mínimo y con una vaga expresión me respondió: -Tan sólo quiero conocerte, por muy extraño que suene. Pese a su expresión, noté en su mirada algo que me pareció desesperación. ¿Por qué? –Le pregunté bastante atónita. -¿Por qué no? –Contestó. –Veo en ti algo muy distinto a lo que se refleja en la mayoría de personas cuando se las mira a los ojos. A ti se te nota incluso en la forma de caminar, o la manera en que mueves tusbrazos. Parece que en cada expresión de tu cuerpo se refleja el peso de aquellos pensamientos que turban tu mente cada noche; peso con el que también cargo, por eso pude reconocerlo cuando te observé cruzando la calle. –Se detuvo por un momento y dirigió su mirada a un punto perdido, como suelo hacer yo cuando mis pensamientos empiezan a abrumarme. -En fin, es algo imposible de no percibir…yo sólo necesitaba realmente hablar con alguien, llegado a este punto. Me disculpo por asustarte. Mejor olvida todo esto, ¿de acuerdo?-En cuanto terminó de pronunciar aquellas palabras,se dio la vuelta ycontinuó su camino por otra calle. Su paso era lento y pesado. Tal vez yo había estado caminando de la misma manera sin darme cuenta. A lo lejos pude ver cómo se perdía poco a poco entre la niebla, hasta que su figura desapareció totalmente. ¿Quién era ese chico?-Pensé-¿por qué querría hablar con alguien tan desesperadamente? Había algo en sus ojos con lo que me identificaba, pero no sabía exactamente por qué. Continué caminando y observé cada árbol que se cruzaba en mi perspectiva. En ellos ya no había hoja alguna, sus ramas secas se desprendían de otras, y a su vez, éstas se desplegaban desde el tronco. Medité por un momento y me di cuenta de que esas ramas éramos aquel chico, yo misma y todas las personas que estamos conectadas de alguna manera; tal vez, porel mismo tronco de la soledad, la incertidumbre, la apatía y la angustia. ¿Cuántos seres así no estarían caminando por otras calles vacías, al igual que yo, a la deriva de sus pensamientos, en búsqueda quizá, de una explicación al sin sentido de la vida? Tratando de hallarla en los árboles o en el cielo, pero nunca encontrando más que la melancolía y la frustración de estar en un lugar al que no pertenecemos. Y con la esperanza de encontrar a alguien que nos comprenda, que nos calme tal angustia, pero nunca hallando más que nuestro propio reflejo, como halló posiblemente aquel chico su reflejo en mí. Es por eso, que hace ya un tiempo dejé de insistir, la esperanza la transformé en indiferencia.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS