Una vez fui amigo de la muerte

Una vez fui amigo de la muerte

Hugo Piñón

21/03/2017

Hay muy poca gente que pueda decir esto, o más bien que se atreva a hacerlo, pero, sinceramente, creo que en mayor o menor medida todos hemos sido amigos de la muerte, sólo que hace falta aceptarlo.

En mi caso ocurrió a lo largo de un año, en el que ni yo mismo era consciente de esa amistad. Solía ir a beber con ella, emborracharme, quedar para cenar, salir de fiesta. También solía decirle frases como:

-Ey, ¿¡que pása!?

Las primeras veces no me daba mucha cuenta de lo que pasaba realmente, simplemente que nos hacíamos amigos. Una veces era yo quien le decía de tomar algo, otras veces era ella, y algunas veces simplemente surgía en un día cualquiera en el que nos acabábamos emborrachando y riéndonos como siempre.

– ¿Te apetece venir a hacerme una visita esta tarde? – decía ella

– ¡Claro! – decía yo – ¿A qué hora y en dónde?

– Pues pásate por mi casa a eso de las 7 y, si tal, me recoges unos papeles que tenía que ir a buscar yo.

– ¡Eso está hecho!

Eran algunas de las frases que solíamos tener. Otras veces hablábamos de nuestros pasados, comunes o individuales. Y otras veces hablábamos del futuro, que aunque fuese de manera individual, pensábamos compartir.

Yo no tenía ni idea de la amistad que estaba labrando con la muerte, qué cojones, ni siquiera sabía que era la puta muerte!! Pero la verdad, es que me lo pasaba de putísima madre…

El tiempo pasaba y nuestra amistad seguía creciendo y siendo cada vez más y más grande. Incluso algunas veces llevaba a mis amigos también, Parece que todo el mundo estaba más o menos al tanto de que se trataba de la muerte…

– Tiene muy mala cara, ¿no?

– La verdad es que no se le ve muy saludable…

Eran algunas de las frases que solían decir mis amigos o conocidos cuando estábamos con ella… Y digo conocidos, porque si estoy hablando de que darte cuenta de que eres amigo de la muerte es difícil, darte cuenta de que los conocidos son conocidos, y los amigos amigos, es algo aún más jodido…

Pero al caso. Pensándolo en el día de hoy, no sé si realmente no me daba cuenta de que estaba labrando relación con la muerte, o simplemente no me quería dar cuenta. Quizás las borracheras, las risas y las juergas ayudasen bastante.

Cierto día, estábamos un amigo y yo reunidos con ella, contando historias y charlando, riéndonos y tal… Pero de repente ella empezó a sentirse algo indispuesta, y dijo que llevaba vomitando unas cuantas veces.

– Será de la resaca – pensé yo

– Puedes vomitar delante de nosotros – dijo mi amigo – Ya sabes que no es la primera vez, jejeje.

– ¡Ni la última! – respondió ella.

Todos reímos aquel chiste. Aunque pensándolo fríamente, es cierto… La muerte te suele vomitar en la cara, sin que realmente te enteres… Pero como la mayoría de las veces sueles verlo desde otro punto de vista, pues no le das prácticamente importancia.

Mi relación con la muerte, acabo muy rápidamente. Sin darme cuenta, fue tan sólo un año de relación. Todo acabó con una llamada. Se había ido, llevándose consigo muchas risas, juergas, borracheras y bromas, pero dejando muchos recuerdos.

Hugo Piñón

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS