Amor ponderado que amas sin ambages,
Qué distante de ti el engaño,
El hiriente filo del dolo desleal y malicioso,
Cuán lejos y apartados mantienes los rencores;
Sosegada o apresurada, tu corriente es sempiterna,
Tu calma es relajante,
Tu furia tan deseada como tu paz,
Tu locura es apoyo ante el desespero;
Amor, amor resolutivo, sin adusta compostura,
Que pagas con besos y con besos apaciguas,
Que ahondas en el ego y destruyes falsos halos,
Que perdonas mil veces… sin desfallecer,
Que no conoce el hastío, pues,
Cual yunque de herrero,
Soportas secos golpes de intrusas pasiones;
Amor erguido, aguerrido y perpetuo,
De vacuo arcón de resabias,
De paz ganada con tenues palabras,
De cedidos perdones,
De arduas entregas,
De infinitas esperas;
Amor, ingente tú eres de bondad y de ternura,
Tu puerto es descanso para exhaustos corazones,
Tu cálida acogida es eterna primavera.
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