«Dulce cariño»

Esconde la noche su llanto,

esparce el rocío su brillo,

se despierta mi cariño.

Yo no sé si lo entretenga

o desate con la magia

su libertad deseada.

Tengo miedo que se marche,

y en la parte de la tarde que anochece,

llegue, busque y no lo encuentre.

¿Qué le digo yo a mis dedos

que secuestran sus cabellos?

¿Cómo digo al tropel de nuevos versos,

que ha llegado el triste invierno?

¡Ay cariño casquivano,

no te marches!,

de tu lado tendrás siempre fiel mis manos.

Inventaré roces nuevos,

Y cuando abras los ojos,

Y la noche se haya ido,

Y el rocío sea opaco,

cual valiente Sherezade,

te tendré algún cuento nuevo.

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