LA CASA DE LOS ÁNGELES:

LA CASA DE LOS ÁNGELES:

Spencer B.

12/02/2019

Todavìa recuerdo mi niñez mi prematura vida y mis recuerdos se remontan a aquella vieja y gran casa laberíntica o que al menos en aquellos días así parecía. ese gran pasillo que en el día resplandecìa pues los tenues rayos del sol tocaban cada parte de su amplio haber pero que en las noches la oscuridad se apoderaba de hasta el mas invisible rincón, esa fachada color amelonado se levantaba tímida escondida detrás de un imponente árbol de aguacates que en mi infancia mi brindò la mas confortable de las sombras que un niño puede tener.

Ese jardín oloroso a tierra donde mi amigo imaginario me acompaño tantas veces en mis aventuras fantásticas recorriendo selvas, escalando montes, matando dragones y sosteniendo charlas a la luz del ocaso lleno de plantas pequeñas y grandes que adornaban la entrada después de cruzar esa pequeña puerta color amarillo desgatado, por las tardes la casa se dividía entre las sombras y la luz pues a suerte de hecho bizarro la luz del sol se posaba exactamente a la mitad de la imponente morada majestuosa. jamas me di cuenta que yo era el dueño de aquella gran mansión y hoy los recuerdos imborrables aun inundan mi mente con lagunas mentales de melancolía.

Hoy he vuelto a esa vieja casona mas viejo, mas desgastado, mas arrugado y maltrecho, pero miren esa casa todavía intacta como si el tiempo no hubiese pasado por ella sus eternos tonos amelonados, ese añejo árbol de aguacates y ese jardín que ahora me parece mas pequeño de lo que recuerdo, el pasillo ya no se ve tan grande pero los interiores siguen iguales, los muebles coloniales de época conservan su olor a historia, los libros de la anciana que habita esa casa sobre temas religiosos y a la que yo mismo llamaba con cariño abuela todavía cuentan las mismas historias y relatos sobre Jesús y su segunda venida, la mesa de centro de caoba sigue viendo la vida pasar ahora un poco mas incomoda y sin una pata, el comedor es igual de inmenso con esas doce sillas talladas a mano que ahora se miran vacías y estorbosas pues los hijos de la anciana han partido uno por uno al paso de los años…se que también guarda secretos oscuros de tragedias, velatorios, peleas e incluso algunas muertes no anunciadas, cuantas cosas no vi en esa casa, si esa casa ubicada en la calle Agustìn Lara numero 194 en la colonia los ángeles como esa casa no hay otra en el mundo y quien no halla vivido en ella no sabrá jamas nada de la vida aun así fue mi hogar durante la mitad de mi infancia por lo que la guardo con mucho cariño en mi memoria pero que por una extraña razón siento si toco alguno de sus muros se caerá a pedazos.

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