Los cristales empañados del coche solo dejan ver sombras, las gotas chorrean lentamente acompañando nuestros sentimientos más profundos.

El cielo también la despide. Regresamos pasadas las 5. La acompañamos, solo los parientes y amigos más cercanos, las personas que apreciábamos realmente su valor. Se fue, dejándonos el mejor de los recuerdos, la extrañaremos mucho. Se nos vendrá a la mente con cada situación, con cada palabra, con cada gesto que la recuerde.

Mientras la despedíamos, las gotas de agua caían sobre la madera que la separaba de su amada lluvia. Hubiera estado feliz mojada, para ella el agua era vida. Lo que ahora no tenía …

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