Duerme, por el amor de Dios. Duerme.

Duerme, por el amor de Dios. Duerme.

sam peraza

08/02/2019

Hoy, nuevamente se hizo presente esta sensación; ya no es tan a menudo, aún así, cuando aparece es realmente molesta, a veces, solo es una sensación de un par de horas, otras, de un par de días. Incluso de una semana.

Preocupación excesiva, insomnio, pensamientos negativos. Pensando en todos los posibles escenarios; pensando solo en los escenarios negativos, en lo que puede salir mal.

¿Lo has sentido?

Espero que no, es realmente una situación que te jode la vida.

He dejado de escribir, he dejado de hacer algunas cosas que me gustaban tanto. Postergado algunas cosas. Es querer tener el control de todo, de poder manejar todo, a veces es cierto que deberías dejar las cosas y simplemente dejarte llevar.

A escasos días de volar miles de kilómetros y poder llegar a una ciudad de ensueño, como lo es París. Si, París, lo ves, una ciudad a la cual aspiran a ir miles o millones de personas, una ciudad que puede ser el sueño de muchos y aquí hay días en los que solo tienes preocupación.

— ¿Y no tendré problemas por estar tanto tiempo sentado?

— ¿Qué haré si se me acaba el dinero?

— ¿Y, me podrán doler las muelas por los cambios de presión?

— ¿Debo hacerme un chequeo médico antes de ir?

Cosas que realmente te joden la vida y no te permiten disfrutar el enorme placer de vivir esta experiencia.

— Quiero realizarme un ECG.

— ¿Tienes molestias?

— Bueno, ha pasado, esto y esto, aquello y aquello.

— ¿Sigues con los problemas para dormir? ¿Sigues realizado estas actividades?

— Si y sí.

— No se que hacer contigo, he realizado muchos exámenes médicos y sigues con esa ansiedad que a veces no te deja. Camina, haz ejercicio, come mejor. Duerme, por amor de Dios. Duerme.

Tratas de buscar posibles causas a algo que solo está en ti, en tu mente, en tu insatisfacción, en quizás esa frustración.

¿En que momento dejas de vivir para sobrevivir?

Lo tengo claro, lo tengo claro y no he hecho más que sabotear mi progreso. A veces escribo, sigo mi vida, pero a veces no disfruto, podría decir que la mayoría de las veces no lo hago.

Pienso que es momento de dejar las cosas, de dejar de querer tener el control de todo, al final hay cosas en las cuales no tienes el control. No puedes controlar el avión, no puedes controlar a las personas, no puedes controlar el clima, no puedes controlar… A veces, pienso que es mejor hacer lo que alguna vez escuche un amigo.

Uno rema su propia canoa, uno rema queriendo manejar el curso de su vida, sin embargo; hay ocasiones en las que solo debes dejar de remar y esperar a que Dios — El universo, la vida, el cosmos, etc — te lleve y confíes en que todo será para bien.

¡Disfruta!

¡Agradece!

Son palabras que resuenan en mi cabeza, y si, uno debe disfrutar la vida, que es fugaz y no nos damos cuenta, y sobre todo agradecer. Agradecer lo que vives.

Debo empezar a agradecer, hasta estos estados de ansiedad, quizás mi vida trata de mostrarme algo más. Quizás es tiempo de comenzar a vivir, a disfrutar y dejar que la vida me lleve, sin el afán de querer llevarla a ella.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS