Zona cero.

Zona cero.

Edu

24/01/2019

Lucía de quince años esa mañana despertó con una resaca terrible, enseguida pensó la charla que tendría que aguantar de sus padres. Su vida no marchaba bien, estaba harta de todo y casi todos los fines de semana llegaba borracha a casa, los padres la habían amenazado varias veces con dejarla sola. Bajó de la cama y avanzó por el pasillo que daba al salón, había un silencio alarmante en toda la casa y era raro. Vivían aparte de ella, sus padres y su hermano más pequeño de diez años. Llegó al salón y no había nadie, ni en la cocina ni en ningún sitio. Esperó suponiendo que habrían salido para algo y no tardarían en volver, pasaban las horas llegó la hora de la comida, la cena y no llegaban, así que decidió llamar a la policía.

La policía se personó enseguida en la casa, no vieron tras mucha búsqueda nada raro. Le prometieron que encontrarían a sus padres y la llevaron a un centro de internamiento ya que era menor.

Allí cuando se tumbó en la cama del centro se derrumbó y empezó a llorar, no entendía qué había ocurrido.

Tras varios días de búsqueda de su familia sin ningún resultado la interrogaron. Ella contó lo que sabía que se acostó esa noche borracha y al día siguiente ya no encontró a nadie. Pasaron los años sin que su familia fuera encontrada.

Veinticinco años más tarde Lucía ya tenía su trabajo, su familia, una vida normal. Aunque siempre vivía con la angustia de no saber qué le pasó a su familia.

Un día recibió una llamada de un programa de televisión de casos sin resolución y aceptó ir.

En la mesa unas cuantas personas del consejo de administración de ese canal, ella se sentó.

“Señora tenemos intención de hacer un programa sobre el caso de su familia y necesitamos de su consentimiento y participación en el proyecto “. Ella declaró que aceptaría colaborar se iba a llevar un buen dinero que no venía mal. Le explicaron el desarrollo del programa y ella escuchó atentamente, quedaron dentro de dos semanas para comenzar.

Esas dos semanas las pasó intentando recordar algo de ese dia pero no se acordaba de nada se debió acostar muy bebida. Vivía con el miedo de que le pasara otra vez con sus dos hijas.

El día que iba hacer la grabación despidió por la noche a sus hijas para que se fueran a dormir y ella se fue al salón. Llevaba veinticinco años con el trauma de lo que le ocurrió a la familia, y volvió a beber. Esa noche tampoco la recordaría más tarde.

Salió de casa ya que la recogían de noche en un coche para llevarla al lugar de grabación.

Llegó al plató de televisión, mucha gente corriendo de un lado para otro, la sentaron en una silla con una cámara grabando, dejó el móvil al redactor diciendo que si la llamaban lo cogieran por si era el marido por algo de las niñas.

La explicaron como iria el programa, ella contaría lo que supiera y a la vez una actriz haría de ella.

“Tres, dos, uno “. Al principio se quedó callada mientras una persona enfrente de ella la hacía aspavientos para que comenzará, y comenzó.

Esa noche llegué a casa muy borracha, entré. Las cámaras intercambiaban entre su cara y la actriz que hacía de ella. Su teléfono de repente empezó a sonar, el redactor lo miraba y ponía “cariño “pero lo dejó pasar por no estropear el espectáculo, sonaba y sonaba, una llamada, otra muchas llamadas.

Lucía de repente se paró en su relato comenzó a recordar esa noche, se puso pálida.

Exigió salir un momento, dijo que no podía continuar debía ir a su casa, más cuando le dieron el móvil y vio las cincuenta llamadas perdidas del marido.

Rápidamente la llevaron a su ciudad, en el coche llamó al marido y le dijo que las niñas habían desaparecido.

Llegaron a su ciudad y un poco antes de la entrada de la ciudad a los lados de la carretera -solo había bosque -le dijo al conductor que le parara allí.

Anduvo varios minutos por el bosque ella sola sollozando. Al final paró en un círculo donde había dibujada la estrella de seis puntas. Buscó algo con lo que excavar y se acordó que sabía donde había una pala.

Excavó durante un tiempo hasta que se hizo de noche la luna daba bastante luz.

Empezaron a salir cadáveres primero las niñas y después sus padres y hermano.

Fue a la policía y lo reconoció todo ya se acordaba, ella los había matado a todos.

Lo que nunca se pudo esclarecer es quién la ayudó a transportar los cadáveres y a limpiar con tanta rapidez.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS