Visible en la red

Visible en la red

Edu

24/01/2019


Marco salió de la facultad de informática en la que llevaba trabajando muchas décadas ya de profesor. En ese momento recordó cómo entró siendo poco más que un muchacho y salía sin pelo con una espesa barba blanca, con bastantes años más y ya jubilado.

Cogió el coche y se fue directamente a donde pasaría el resto de su vida al pueblo donde vivía su hija y su nieto.

El viaje tardó poco más de dos horas, entró en la casa y se tumbó en el sofá a disfrutar de la tranquilidad que tenía a partir de ese momento. Colocó su ordenador portátil en la mesa donde estaría siempre y salió a ver a la hija. Cenaron y se volvió a su casa, se tumbó en la cama le estaba costando poco acostumbrarse a la vida de jubilado.

Al día siguiente se despertó e hizo un tranquilo desayuno. En ese momento “toc, toc “sonó la puerta. Era un chico de una empresa de mensajería que le dejó un enorme paquete. Abrió el paquete y eran miles de folios con direcciones webs y números de teléfono, en un principio le llamó la atención pero tras revisarlo un momento no vio nada importante en esa gran cantidad de datos y había quedado con su hija y nieto de cinco años para dar un paseo hasta los monolitos.

Se vio con su hija y nieto donde empieza el camino de tierra que lleva a los monolitos. Es un paseo agradable por un hayedo por donde discurría un arroyo hasta llegar a los monolitos, cuatro monolitos que llevaban allí miles de años. Se sentaron, prepararon la comida y empezaron a comer lo que no sabían es que en el bosque entre las hayas alguien los observaba.

Marco llegó casi de noche a casa y se puso a revisar de nuevo los documentos que le llegaron por mensajería. Por más que lo miraba no tenía sentido ¿Quién le habría enviado eso y para qué?

Cuando de pronto algunas direcciones y algunos números de teléfono le empezaban a sonar prestó más atención y se quedó atónito cuando comprendió. Eran sus visitas a internet y los números de teléfono que había marcado durante los últimos diez años, no daba crédito a lo que veía. De repente sonó el teléfono, era su madre de 85 años.

“Hijo ven a verme cuando puedas por favor “,” claro mamá ¿Pasa algo? “Mejor te lo explico en persona”.

Nada más colgar a la madre volvió a revisar el montón de papeles y si era su historial de internet. Desde que quedó viudo frecuentaba webs de citas y pornográficas y todo estaba ahí ¿Quién haría tal cosa? Se pasó la noche revisando aquello y se conoció a él mismo un poco más, mirando su historial de internet pero estaba un poco atemorizado.

Al dí siguiente salió de viaje para ir a casa de su madre vivía a escasos veinte kilómetros.

Llegó, aparcó fuera de la casa de la mujer y ella salió corriendo a su encuentro con cara de terror.

“Entra hijo por favor “Preparó se te sentó con las manos juntas encima de las piernas.

“Hijo llevo unos días recibiendo llamadas extrañas de amenazas y mira “Le dijo acercándole unos papeles.

Eran amenazas de muerte escritas en un color rojo parecido a la sangre….

“¿Has hablado con la policía mamá?” –Preguntó Marco _

“No hijo me da miedo, en las llamadas y en las cartas dice que si aviso a la policía me torturará antes de matarme _ Respondió la madre.

“Es mejor que te vengas a vivir conmigo un tiempo” Concluyó Marco.

Cogieron las cosas y se fueron a casa de él.

En ese momento María la hija de Marco e Izan el hijo de ella salieron a dar un paseo. Nada más salir le chocó que había enfrente de su casa un hombre con gafas de sol aparcado mirando la casa. Pronto con el paseo se olvidó pero miró hacia atrás y a lo lejos, despacio el coche las seguía. María empezaba a poner nerviosa menos mal que conocía aquello como la palma de su mano y consiguió darle esquinazo al coche.

Cuando llegaron al pueblo fueron a casa de su padre a ver a la abuela y les contaron las amenazas de muerte. Pasaban los días y Marco se empezaba a obsesionar con el papeleo con sus datos todas las noches lo miraba durante un buen rato.

Héctor lo tenía todo preparado sabía que ese era el día. Héctor estudiaba informática en la universidad donde Marco ejercía su profesión y al que suspendió, lo que provocó un trauma a Héctor y no terminó la carrera pero se convirtió en un hacker.

Salió de su casa y montó en el coche .Ese día decidieron todos comer en casa de Marco y después darse un paseo hasta los monolitos.

Al salir a Maria le pareció ver al mismo coche que la llevaba siguiendo unos días pero no dijo nada pensaba que se estaba asustando demasiado. Izan iba como siempre corriendo entre los árboles, los mayores iban hablando de lo suyo cuando de repente se dieron cuenta que Izan había desaparecido.

¡Izan , Izan ¡ empezó a gritar la madre a la que siguieron los demás llamándole.Empezaron a buscarle por allí gritando su nombre pero no aparecía .

“Lo mejor será que nos separemos a buscarlo dijo el padre “.Todos se conocían demasiado bien el bosque.

María fue dirección norte, su abuel hacia el sur y Marco iría de este a oeste y lo encontrarían.

María salió en su dirección gritando el nombre del niño mirando a un lado y otro cuando a su derecho empezó a escuchar pisadas sobre las hojas secas. Miró a su derecha, se asustó ¿Quién tendría a su hijo? Salió a correr. A los pocos metros de salir corriendo una cuerda que casi no se veía y muy fina la arrancó la cabeza limpiamente.

La abuela iba por el sitio que le habían indicado también gritando el nombre del niño, de repente enfrente suya vio a una persona llena de sangre y con una cabeza de cerdo puesta en su cabeza echó a andar lo más rápido que podía hacia su hijo gritando su nombre, miró hacía atrás pero ese ser con cabeza de cerdo ya no estaba allí.

Marco llegó a la zona de los monolitos los monolitos formaban un círculo se fijó en uno y ponía “! Vas a morir ¡

Se asustó pero tenía que seguir buscando a su nieto, de repente de detrás de un monolito salió el ser con la cabeza de cerdo. Lo apuñaló sin piedad cinco, diez, quince puñaladas.

La madre de Marco llegó a la zona de los monolitos y vio su hijo allí inerte. Se echó al suelo abrazándole y apareció el ser con la cabeza de cerdo levantó el hacha y la cercenó la cabeza.

Al día siguiente la policía no daba crédito a lo que veía, tres cuerpos completamente despedazados.

“Esto costará varios días para encontrar los tres cuerpos “. Le dijo un agente de la policía a otro que tenía a su lado.

Uno de ellos se apartó del camino y empezó a oír unos gritos el hombre miró en un pozo y gritó

¡He encontrado al niño!

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS