podría ver pasar las estaciones, coloridas nubes, pasearía frente a ella, era una cuidad de ensueño, amor debía encontrarla…

debía seguir las voces de los inocentes y siempre mirar al frente, a la luz de la luna, cuando todo es envuelto por la sombra, debería llamar, a la elegante lluvia, la cual le susurraría un poema y sembraría en ella la flor de la tristeza, entonces ella volvería a la aldea, con el resplandor de la mañana ella se apresuró en salir de las tinieblas violetas del bosque…

Al ver como todos sonreían se apresuró a contarles su pequeña aventura, pero ella no recordaba el poema y cada vez que alguien se le acercaba quedaba preso de un letargo de tristeza, con las piernas temblorosas amor corrió al bosque, ¿cuál era el error que había cometido? Nadie lo sabía, ella observo como la oscuridad era invadida por pequeñas telarañas de luz, amor, no sabía porque, pero empezó a llorar, ella no sabía en qué pensar, pero sabía que tendría que intentarlo de nuevo, al comienzo se sintió muy, pero muy asustada, pero pronto lo olvido, cayó al suelo, recordó que no había comido nada desde la noche anterior, empezó a recoger las semillas que por allí se hallaban tiradas, mientras caminaba buscando a la señorita lluvia, la nostalgia reflejo el tiempo y a pesar de las dudas, frunció el ceño y continuo, cansada y cojeando, encendió fuego y casi por arte de magia se quedó dormida, mientras ella se sumía en un pacífico sueño se hizo tarde, al despertar entono la canción que a lluvia llamaría, ella lloro un momento y se marchó dejando un espejo a sus pies, le dijo a amor que lo pusiera en la rama más alta de algún pino antes de medianoche, y que frete a la corona de la luna lo rompiera.

Amor moriría para dar felicidad a otros, sacrificio macabro e injusto en realidad, pues el amor siempre estaría acompañado de infelicidad.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS