Entre el humo apenas podía ver su silueta,
Ella estaba tan repleta de vida, revoloteando en todo el salón,
Mientras decidía en alejarse sus movimientos me seducían ,
Sus labios decían: ¡tómame!, pero sus ojos: ¡voy a joderte!
Del roce al tacto terminamos desnudos
Lo último que recuerdo es aquel abrazo que me enseñó lo importante que es el amor.
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