y entonces…llegaste

y entonces…llegaste

pame

22/01/2019

Debajo del solapado miedo que esconden tus ojos mansos ,

Debajo del suave rictus alojado tenuemente en tus finos labios,

Allí entre el arqueo casi imperceptible de tus gruesas cejas,

Entre las contracciones leves de los músculos de tu cuello blanco,

En tu caminar torpe , rápido inconciente y apresurado

Allí donde te retuerces los largos y blancos dedos de las manos,

En ese parpadear inquieto, repetido, nervioso, casi asustado.

Es en ese humedecer rítmico de tu lengua en tus labios,

En todo eso es que sé, que tengo tu corazón al mío atado,

Retrocedo unos pasos para no intimidarte, y evito tocarte

Aunque, se me van las manos para arreglar aquel mechón rebelde

Aunque, cierro los ojos, para aspirar tu aroma a cuerpo recién lavado,

Estamos así desde hace meses, jugando a perdernos y encontrarnos,

En este juego infinito de acomodar nuestras almas, olvidando el pasado,

Tú con tu lozanía, tu ternura e inocencia recién estrenados,

Yo con mi cuerpo un poco mancillado, mi barba rala, mi pelo cano,

Tu voz viene a remecer las cicatrices de mi alma, limpiándolo todo

Escarbando profundo, hasta dejar la piel gastada de nuevo sana,

Te miro desde el borde de este abismo en donde mueren las almas,

Aterrado de saltar y sin embargo, deseoso de alcanzarte allá en la quebrada

Cuando a menos de un metro de distancia, te alcanzas mis manos por el talle,

Y en vez de salir tú corriendo, te aferras, adosada a mí, como a una nave,

Y respiras en mi boca y tu aroma se me mete como estilete recién afilado,

Y tu cuerpo responde al mío moviéndose calido, suave y acompasado,

Entonces es que renuncio a toda mi vida, antes de que llegaras,

Metiéndote en mis entrañas, en mi corazón y en mi alma liberada,

A riesgo de perderme ya en tus pupilas hipnotizantes, claras, e ilusionadas

A riesgo de sufrir perpetuamente, el día en que probablemente me dejaras

Nada me importa ya, más que tu abrazo y la vibración de tus palabras,

Tus suaves labios, tu intensa mirada, tu caricia que me enloquece, más nada,

Como si de la primera se tratara, como si nadie antes me tocara,

Me abandono a este sentimiento, a riesgo de perder la cordura y la calma,

Me abandono esperanzado en conservarte, para siempre enamorada.

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