Retrato del idealista enamorado ante una chica anónima de quinto semestre en tiempos del Tinder

Retrato del idealista enamorado ante una chica anónima de quinto semestre en tiempos del Tinder

Guillermo García

18/01/2019

Este no es un ejercicio literario.

Este es un poema hinchado de tanto decir tu nombre.

Este es un mundo que renace desde tu última vocal auténtica

como el canto de un ave que proclama su patria

desde la rama en un árbol calcinado.

Este es un poema que sabe a esquirlas

que viene con pólvora entre los dientes/muletillas

y ámpulas en el cuerpo.

Este es un poema que se supone hablaría de ti y de mí

pero que al final dijo lo que le vino en gana

porque sabía del amor

lo mismo que un perro de su cola.

Este es un poema que susurra el nombre de Valeria

en los acantilados de la pobreza

un poema harapiento para el que bien podrías llamarte Karen

o Alejandra porque al final

terminaría por tomar un autobús

que lo llevase hasta los abismos de tu nombre.

II

Pero no hablemos más de este poema

que no eres tú ni yo ni nosotros.

Tengo derecho a hablar de ti

porque te conozco desde la soledad más íntima

porque te sé desde que el mundo parió ángeles mestizos

sobre el lomo de un tiempo intermitente.

Porque sé de tus aguas

casi tanto

como tu sombra dilatada confundiéndose con la silueta del mar.

Pero no hablemos más de este poema

porque tenemos derecho de decir el mundo

sin reparar en pormenores

porque sabemos que a veces el tiempo falla

y sólo nos quedamos con un montón de Santos en las manos

y una esperanza primitiva.

Pero no hablemos más de este poema

egoísta e inútil

que no encuentra aún

la palabra exacta para nombrarte.

Hablemos mejor

de tu sonrisa universal enterrándose hasta la médula

de tus ojos como dos lámparas horizontales

desde las que nos nacemos todos los días

o de tu ausencia con que me cubres la mayoría del tiempo.

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