Roth y la amistad.

Roth y la amistad.

Edu

16/01/2019

_ Juan Carlos y Laura entraron en su nueva casa,al fin, tras muchos años de relación pudieron alquilar un piso. Laura abrazó a su novio. “Por fin cariño tenemos nuestro piso “.

Cuando a Laura le pareció oír unos ronquiditos, miró extrañada a Juan y este le hizo un gesto señalando la habitación.

Laura corrió hacía la habitación y lo que vio le hizo llorar, tumbado en una camita había un bulldog francés muy joven, regordete, color vaquita durmiendo y dando ronquidos.

Laura abrazó a Juan llorando, el perro al ver el jaleo se despertó y se apuntó a la fiesta.

“Lo llamaré Roth” dijo Laura.

Pasaba el tiempo y la relación entre Juan y Laura iba de mal en peor, su único refugio era Roth.

Juan al trabajar en casa tenía una relación mas estrecha con el perro.

Un día la relación ya no se podía mantener más.

“Lo siento Juan me marchó de casa y me llevo a Roth está a mi nombre y es mío “_ Dijo Laura _

Juan Carlos quedó desolado nunca había pensado que, efectivamente, podía quedarse sin el perro.

Laura se marchó con Roth. Juan inmediatamente fue a una asociación de animales abandonados y adoptó  uno.

El primer año de Roth y Laura fue bueno aunque el perro echaba de menos a su amo, ahora casi siempre estaba solo.

Laura conoció a un chico y la situación empezó a ir mal.

“Este perro está todo el día tarándose pedos, huele fatal y me salen ronchones “– Decía el novio de Laura _

Un día decidieron cambiar de ciudad y en su nueva vida no había hueco para Roth. Laura lo metió en el coche y se lo llevo.

“Que divertido un día de campo»_ pensaba Roth _ Inquieto y no paraba de jadear por la emoción de pasar un día en el campo -.

Laura bajó con Roth anduvo con él unos metros y salió corriendo, se metió en el coche y salió a toda velocidad. El perro se creía que estaba jugando a esconderse, a veces lo hacía. Roth empezó a buscarla y tras varias horas pensó que se había ido a casa, así que volvió caminando hacia la ciudad. Anochecía y al perro le daba miedo, además estaba agotado, hambriento y hacía frio.

Al fin llegó a lo que era su hogar y se quedó esperando en la puerta, fue a su callejuela favorita y echó una meada. A lo lejos veía que venían cinco perros.

Un bulterrier con mala pinta se le acercó.

“Estás meando en mi callejón “- Le dijo con esa capacidad que tienen los perros para entenderse y que nosotros no comprendemos _

“Lo siento pero yo siempre he meado aquí “_ Respondió Roth_.

“Pues será la última «y se lanzó hacía él. Le enganchó de un costado y Roth se quedó quieto, no sabía defenderse y empezaba a notar un intenso dolor.

De repente el Bulterrier soltó y le dijo «Chico defiéndete “.

_ “No sé defenderme, además tengo mucha piel y no me hacías demasiado daño “Dijo Roth agachando las orejas.

Los cinco perros se echaron a reír.

«Bueno chico y ¿Qué haces aquí? “.

“Esperando a mi dueña, me llevó al campo y no se porqué se olvidó de mi, así que la estoy esperando en casa “_ Aclaro Roth, moviendo el rabo _.

“No va a volver chico te ha abandonado, nosotros sabemos bien que es eso ¿Cómo te llamas? “

“Rot, tot, Bot o algo así “

“Bien a mi me llamaban Asesino, pero ahora soy Napoleón, este de mi izquierda es Lilo, el que está en la pared Pepino, el pitbull King y la Pastor alemán, Bruma. Te puedes unir a nuestra pandilla. “

Roth empezaba a pensar que realmente su dueña no iba a volver.

Echaron a andar por la callejuela, eran demasiado rápidos para Roth que con sus piernas cortas y su dificultad para respirar más el dolor de la mordida los seguía como podía.

Bruma se dio la vuelta y le dijo “Túmbate anda que estás hecho un desastre”.

Y empezó a lamerle la herida, a Roth le calmaba mucho.

“Eres un perro peculiar, pequeño, gordito y ¿Por qué roncas así al respirar? “

“Buff ni idea, me calma mucho lo que estás haciendo ¿Sabes? “. Bruma se echó a reír.

En ese momento comenzó a llover, Roth pensó que lo que faltaba y se quedó encogido empapándose.

Napoleón se le acercó -“Amigo, en nuestras situación hay que aprovechar y sacar lo bueno de lo que nos venga y lo hay, verás”.

Anduvieron un poco, llegando a una zona de chalets y por los canalillos del techo caía un agua limpia y pura. “¿Ves? los días de lluvia tenemos agua pura y rica “. Se saciaron de beber.

Luego fueron a una fábrica abandonada y allí durmieron. A Roth le costó era la primera vez que no dormía en su cama, se acurrucó cerca de Bruma y el cansancio pudo con él.

Cuando se despertaron todos se quejaron de lo que roncaba y el juraba que no podía hacer nada.

“Hoy nos vamos a buscar comida, es arriesgado, no seas pusilánime “_ Le dijo Napoleón oliéndole el culo _ Roth lo miró con cara atontado, no tenía ni idea que significaba esa palabra.

Juan no olvidaba a Roth pero la nueva vida con su perro era agradable y feliz, este perro no era como Roth, no ponía esas caras, no roncaba cuando dormía y no era tan payasete pero tenía mucho encanto.

La pandilla de los cinco canes llegó al vertedero de un centro comercial.

“Sirvámonos chicos “– Ladró Lilo- y empezaron a comer. A Roth le daba un poco de asco pero tenía hambre.

De repente Roth vio que venía un hombre corriendo hacía ellos. -“Chicos mirad”-

“¡ Corred, corre Roth!“_ Gritó Napoleón _ y echaron a correr.

Roth corrió todo lo rápido que podía pero no aguantó más de cincuenta metros, el hombre se le acercó y le dio una fuerte patada en la barriga.-“Putos perros”-.

Roth se quedó tirado en el suelo, dolorido, hasta que se pudo levantar y llegar a la fábrica a duras penas. Todos se le acercaron a olerle el culo.

Les contó lo que le pasó, pero que estaba bien.

“Estoy gordo y soy lento pero tengo más protección que vosotros” _ Dijo Roth chuleándose _. Aunque estuvo varios días con dolor en el costado.

Los años pasaban y Roth no era el perrito gordito rosado que había sido, la vida de vagabundo era muy extrema.

Un día Roth salió al sol, le encantaba tumbarse panza arriba a disfrutar de él. De repente unas manos le cogieron y le metieron en un furgoneta, sus amigos lo vieron todo desde dentro de la fábrica

“A este lo alimentamos bien y le vendemos caro” Dijo uno de los hombres que lo atraparon.

“No, ya es algo mayor para venderlo mejor lo usamos de sparring “.

La pandilla de Roth se reunió.

“Tenemos que rescatarle “_ Dijo Napoleón _

“Si” _ aclamaron todos a la vez.

La furgoneta paró y bajaron a Roth, le metieron en una jaula y le dieron alimento y bebida. Al menos tenía que comer.

Pero su estancia en esa jaula se empezó a alargar, se dormía en sus heces y orines y nunca le sacaban.

Un día lo sacaron y se puso feliz, al fin daría un paseo. Pero lo metieron en una especie de cuadrado, rodeado de mucha gente y enfrente tenía a un dogo con las babas fuera y gruñendo.

“Hola amigo “_ Le dijo Roth, tumbándose en el suelo. El dogo ni le contestó.

Soltaron al dogo y salió disparado hacia Roth. Le dio diversos mordiscos hasta que le enganchó del cuello, Roth creía que moriría ahí pero alguien gritó.

“Alto “y separaron al dogo. Al pobre Roth malherido lo metieron de nuevo en la jaula, un veterinario sin esmerarse demasiado lo curó un poco y allí le dejaron de nuevo.

El perro de Juan Carlos despertó un día con fuertes convulsiones y sin parar de vomitar, Juan asustado lo llevó al veterinario. Tras varías horas salió y le dijo que no había posibilidad, el perro sufrió un ataque y fue imposible salvarle.

Salió desolado, ya había perdido a sus dos mejores amigos.

Cuando Roth más o menos se recuperó, volvieron a sacarle de la jaula y lo dejaron de nuevo en el cuadrado. Enfrente un mestizo con la misma cara que el dogo anterior.

Lo soltaron y salió despedido hacía Roth que se quedó inmóvil, este directamente fue a su cuello.

Pero de pronto vio a Napoleón que saltó hacía el mestizo y a su vez le enganchó, lo que le hizo soltar a Roth que cayó fulminado. Bruma, Lilo y los demás mantenían a raya a los humanos. Roth aún tenía un pequeño aliento de vida.

Uno de los hombres salió de la casa con una escopeta y disparó a Napoleón que murió , otro disparo a Bruma y a duras penas muy heridos lograron escapar. Roth cayó desmayado.

Cuando despertó, allí no quedaba nadie ni sus amigos, ni los humanos y echó a andar como pudo. Sabía que ese día iba a morir.

Llegó a la ciudad a duras penas y se tumbó al sol en su sitio preferido, al menos moriría disfrutando del sol, allí se durmió. Soñó con su vida y soñó con su dueño.

De repente oyó

“Roth, viejo amigo ¿Eres tú ¿ No me lo puedo creer , Roth campeón , amigo mío .

El perro entreabrió los ojos y vio a Juan, no sabía que era morir, pero imaginaba que sería eso.

Juan lo cogió y se lo llevó.

Tres meses más tarde estaban los dos tumbados bocas arriba comiendo un helado, un lametón Roth, otro Juan cuando el perro reconoció un olor familiar. Eran Bruma y los que quedaban sin Napoleón, se acercó a ellos, se olieron el culo y se despidieron tras un rato de juegos.

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